El día 28 de junio de 1897, la prensa local anunciaba con un gran cartel, en primera página, la inauguración de la Plaza de Toros de Zamora. Se darían dos grandes corridas a cargo de los valientes y afamados diestros Mazzantini y Reverte.

Se trata de un edificio de características sencillas, con fachada de ladrillo visto que se acerca al estilo arquitectónico mudéjar. Puede destacarse como elemento decorativo la "Puerta Grande". Tiene una capacidad para 10.550 espectadores. En la práctica, se celebran únicamente corridas en la Feria de San Pedro, aunque, dado su aforo, se han organizado otro tipo de espectáculos como conciertos de música, circos, etc.

En Zamora siempre hubo afición al arte de Cúchares, aquel torero que adquirió gran fama en la primera mitad del siglo XIX, época en la que las corridas de toros se celebraban en la Plaza Mayor de nuestra ciudad que era cerrada con carros con los que se formaba el ruedo, los tendidos, los burladeros y todo el tinglado para la celebración del espectáculo. Claro que, como había que utilizar un buen número de carros de labranza, si los festejos taurinos se celebraban en plena época de la recolección de las cosechas de cereales los labradores tenían problemas si prescindían de aquellos medios de transporte en su trabajo.

Con posterioridad a las plazas de carros y antes de la construcción de la centenaria Plaza de Toros, hubo en Zamora dos plazas de madera que se construyeron en las Cortinas de San Miguel y que ambas desparecieron por haber sido pasto de las llamas, posiblemente una de aquellas plazas se incendió accidentalmente, pero la otra, se dice que el público la quemó enfadado porque no le gustó la corrida que se celebró.

Hay un acuerdo municipal, de fecha 19 de enero de 1876, en el que se atendía una petición de José Fernández Pérez y otros vecinos de esta ciudad, en que solicitaban del Ayuntamiento ayuda para la construcción de una plaza de toros concediéndoles maderas del bosque de Valorio con las que proseguir las obras que estaban llevando a cabo. Posteriormente, y con fecha 1 de junio de 1885, vemos otra sesión de la Corporación Municipal en la que se dice: "Habiendo transcurrido en exceso el plazo en que los propietarios del terreno que ocupan las ruinas de la Plaza de Toros ofrecieron acometer las obras de lo derruido y continuar hasta su terminación, sin que hayan cumplido su oferta, ni dado siquiera la más pequeña oferta de que están dispuestos a cumplirla , el Ayuntamiento acordó que se les oficie manifestándoles que si en el término de quince días, que como último plazo se les concede, no acometen dichas obras y presentan a la Corporación un documento escrito en el que expresen la época en la que la han de concluir, la Corporación entrará de hecho y de derecho en posesión del terreno, reivindicándolo en beneficio del público, con arreglo a lo estipulado en las condiciones de la concesión".