Cuando llega la semana de las Fiestas de San Pedro, el Ayuntamiento de Zamora pone en marcha un Programa de actividades de los más variado. Muchos de los actos que se celebran gozan de una tradición de siglos, destacando entre todos la Feria del Ajo.

Podría faltar en el Programa de Fiestas de San Pedro alguna de las actividades tradicionales a que estamos acostumbrados cada año; de hecho, la evolución de la vida con las nuevas tecnologías, ha llevado a la práctica desaparición de la feria de ganados, tampoco vemos ya aquella feria de la madera en la que se vendían aperos de labranza, trillos, puertas, etc. En la Plaza Mayor ya no se ven los corros de contratación de mozos para la temporada de la cosecha y demás faenas agrícolas.

Pero lo que perdura a través de los tiempos es la Feria del Ajo que desde hace bastantes años se instala en la Avenida de las Tres Cruces. Los ajos en San Pedro existen desde antes de que existiera la Avenida de las Tres Cruces.

A comienzos del siglo XX la Feria del Ajo tenía su ubicación en la Plaza de Claudio Moyano, hasta que se construyó allí un mercadillo y ya no quedaba sitio para tantos ajos que se traían a la feria. La imagen actual de la Plaza de Claudio Moyano difiere mucho de cómo era entonces; detrás del Parador de Turismo, donde está la Biblioteca Pública, podemos ver en estos días de San Pedro la Feria de la Cerámica.

En la segunda mitad del pasado siglo, la Feria del Ajo pasó a la plaza del General Primo de Rivera, en la actualidad plaza del Cuartel Viejo, que también se quedó pequeña para tantos ajos como se traían a vender. Cambian los emplazamientos, cambia el coste de la vida y los precios de la ristra de ajos también ha evolucionado. A comienzos de 1900 se vendía la ristra de 32 cabezas a treinta céntimos de peseta; en los años treinta llegó a costar a peseta la ristra. Ya en 1948 su precio era de nueve pesetas la ristra del mismo número de cabezas. Ahora las ristras tienen la mitad del número de cabezas y su coste oscila entre cuatro y cinco euros.

Este producto, que no puede faltar en las cocinas como condimento esencial de muchos platos, es traído a la Feria de San Pedro por los agricultores de la provincia en cantidades cuyos montones ocupan la totalidad de esta amplia Avenida. Se habla de que concurren cerca del millón de kilos.