Conozco a un presunto rico que tiene un coche que parece un tanque, casa de campo con porche, piscina y barbacoa, niñera inglesa en verano e hispanoamericana el resto del año. Vive de un negocio que sería muy rentable si no estuviera lastrado con el crédito que suscribió para adquirirlo. En varias ocasiones ha recibido apercibimientos de desahucio por parte de los bancos, pero no sé cómo, lleva años renegociando y manteniéndose en el inestable equilibrio de tener dinero en líquido y acumular deuda.

Por la necesidad imperiosa de capital en efectivo toma decisiones de dudosa ética. Cuando se las recrimino se encoge de hombros y me contesta un "yamentiendes". A veces pasa noches sin dormir, pero semanalmente acude a un psicólogo que le ayuda a eliminar el sentimiento de culpa.

Por otra parte sé de una pareja de funcionarios con hijos. Pagan religiosamente los plazos de la hipoteca de su modesto piso. No ahorran porque los gastos fijos y eventuales se comen los sueldos. Deben muchísimo menos que el empresario, pero como no manejan tanto en líquido, a nivel material no tienen tanto confort.

Hace años escuché a un santón hindú decir que el dinero es un concepto. Me eché a reír sonoramente. Reconozco ahora que yo era el ignorante.

Santiago Aragón