uno, que se ha pasado más de la mitad de su vida activa en el campo de la educación y la enseñanza, creía estar de vuelta de todo, que había visto de todo o casi todo... Pero no, la realidad es que, con la irrupción de Internet, móviles, tabletas y familia, se han producido grandes cambios en la vida de los seres humanos y, en consecuencia, en este terreno de la educación y la enseñanza. Y así vamos, de sorpresa en sorpresa, y no damos abasto.

Este comentario viene a propósito de una noticia que salió en la prensa hace un par de meses y que me dejó muy sorprendido: "Absuelto de malos tratos un padre que requisó el móvil a su hija por portarse mal". La chica, de 14 años, no es que tuviera un comportamiento muy bueno que digamos: no estudiaba, contestaba de mala manera, desobedecía, fumaba, se enfrentaba continuamente y por cualquier cosa a su padre, se había escapado de casa una semana, se había autolesionado y, ¡claro!, las notas, qué te voy a contar... un auténtico desastre. Un buen catálogo de "malas prácticas adolescentes". Como consecuencia, su padre le había retirado el móvil y la niña lo había denunciado por malos tratos. Menos mal que el juez puso las cosas en su sitio y absolvió al padre.

¿Qué había pasado? Todo esto no sucede porque sí. Estaba obligada a vivir con su padre, separado y que había iniciado una nueva relación sentimental. No tuvo una infancia muy feliz, no se sintió querida ni atendida y puede que poco limitada en hacer lo que quisiera.

El juez Calatayud ha sintetizado algunos errores en la educación de los menores: "dadle todo lo que desee, así crecerá convencido de que el mundo entero le debe todo"; "reídle todas sus groserías, tonterías y salidas de tono, crecerá convencido de que es muy gracioso y no entenderá cuando en su colegio le llamen la atención por los mismos hechos"; "no le deis ninguna formación espiritual, ¡ya la escogerá cuando sea mayor!"; "nunca le digáis lo que hace mal, podría adquirir complejos de culpabilidad"; "recoged todo lo que deje tirado, así crecerá pensando que todo el mundo está a su servicio y muy especialmente su madre".

De todos modos yo pienso que la mayor parte de los padres, a pesar de los problemas que les plantean los adolescentes y jóvenes hoy día, para los que no fueron preparados, hacen lo mejor que saben y pueden, con mucho sentido común, para educarlos en valores humanos y cristianos.

¡Feliz verano y felices y bien merecidas vacaciones!