La nueva hornada de presuntos políticos que ocupan escaño en el Congreso de los Diputados, tienen todavía mucho que aprender. En modos, maneras y vocabulario dejan bastante que desear. No se puede sacar a pasear la lengua sin ton ni son y, cuando apetece, empezar a insultar, empezar a utilizar calificativos innecesarios que lo único que hacen es descalificar a quien los pronuncia. Hay diputados que incluso hacen honor a su propio apellido. Gabriel Rufián es el mejor y el peor ejemplo. De los jóvenes se espera más. No que se enzarcen en cuestionen que no conducen a nada.

"Es usted un miserable y un irresponsable". Estos son los calificativos que en el pleno de control del Congreso de los diputados, dedicó Gabriel Rufián al ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido. Oiga usted, que es un ministro del Gobierno de España, que unas veces lo hará bien, otras mal y otras regular, pero es un ministro y no se le puede insultar gratuitamente y recomendarle, como ha hecho este rufián, retirarse "a montar fiestas para la Duquesa de Alba y a casar personajes como Fran Rivera". Este señor no sabe que Cayetana, Duquesa de Alba, no está ya entre los vivos.

Y ahora me saldrán los puristas diciendo que Rufián estaba en uso de su libertad de expresión. Si el ministro le contesta poniéndose a su altura, lo descabellan. Para el ministro no hubiera habido libertad de expresión que valga. Eso solamente vale para Podemos, sus mareas, confluencias y la izquierda más o menos radical de España. Esta gente no aplica la misma vara de medir a todos. El desalojo de Rajoy no les deja actuar con sentido común que por algo es el menos común de los sentidos.

Con mesura, con prudencia, el titular de Interior rechazó replicar a las descalificaciones personales, que eso fueron las palabras de Rufiánn y no políticas. Alguien tiene que poner un poco de sentido común, un poco de elegancia, un poco de cortesía en preguntas y respuestas. Estos que así hablan son los mismos que se dolieron cuando la diputada canaria, Ana Oramas le dijo unas cuantas verdades a Pablo Iglesias. Lo hizo sin insultar y demostrando una valentía digna de encomio. No sé si esta gente llegará algún día a gobernar España, pobrecica España, desde luego no será con mi voto ni con el voto de millones de españoles que estamos hartos de tanta bravuconada, tanta demagogia y tanta mentira como sale por según qué bocas.

Aunque rectificar es de sabios, Ana Pastor preguntó a Rufián si retiraba la palabra miserable, a lo que Rufián respondió con una lacónico y tajante, no. Lamento que se haya retirado del libro de sesiones el desafortunado calificativo, porque impedirá a otras generaciones saber cómo se las gastaban los que han venido para quedarse y arreglar España. Perdón, quise decir a descomponer España.