Según la teoría de Gramsci, la crisis consiste en que "muere lo viejo sin que pueda nacer lo nuevo". Y eso fue lo que se manifestó en el debate del estado de la ciudad. Porque hay un gobierno nuevo que ha tenido que hacer frente a la herencia del viejo PP de siempre, y ni éste se resigna a que los "sinvergüenzas" les hayan quitado el sillón, como dijo su candidata en campaña; ni el nuevo gobierno de "comunistas y socialistas", como dijo la misma persona portavoz en la oposición, apenas acabe de nacer.

Los concejales del gobierno desgranamos sin apenas valoraciones políticas parte del trabajo realizado y en marcha, lo que nos valió el calificativo de "tediosos" por algunos asistentes al Pleno, disculpados por la ola de calor que nos invade.

El mismo calor que, unido a la ola de corrupción que azota al PP en los tribunales, suponemos que llevó a la portavoz del mismo a llamar "cómplices" a los demás concejales de la oposición, como si apoyar los presupuestos del Ayuntamiento este año hubiera sido colaborar en un delito similar a los cientos del PP que se están juzgando, y que se desgranaron en la otra cita institucional, la moción de censura en el Parlamento.

Freud hubiera calificado lo de "cómplices" como un acto fallido, similar al que en campaña protagonizó la misma portavoz diciendo en un mitin que no iba a "follar" (por fallar) a los zamoranos.

Y si seguimos con Freud -con perdón por la falta de rigor psicológico- podríamos decir en qué etapas políticas del desarrollo se encuentra cada grupo.

El PP que lleva 20 años mandando en Zamora, en la oposición no ha pasado de la fase inicial, la oral. Eso explicaría los "lapsus linguae" de su portavoz, aunque no llegan a la categoría de los de Rajoy, y su rabiosa resistencia a dejar de mamar (el sillón).

Ciudadanos nos lo puso muy fácil cuando sacó un excremento de plástico para iniciar su valoración del estado de la ciudad: se autocolocó en la fase anal, la segunda.

El PP acusó al gobierno de "onanismo" político, colocándonos en la etapa fálica (con disculpas al feminismo). Lo cual nos dejaría en un buen lugar porque es la tercera etapa del desarrollo, y en solo dos años de gobierno habríamos superado la oral y la anal. Aunque yo pienso que el gobierno está ya en la etapa de latencia y preparándose para experimentar los cambios que nos llevarían a la etapa genital, y a partir de ella a la mayoría de edad.

Pese a lo polémico que sigue siendo aún lo freudiano porque habla de sexo, y pese a que aplicarlo a la política por mi parte carece de rigor, lo cierto es que Zamora también es un ayuntamiento del cambio, e intenta serlo de izquierdas. Y los grupos nos adaptamos a una nueva situación, que algunos consideramos esperanzadora y otros sólo quieren que pase pronto para reprimirla en el subconsciente.

La ciudad estaría en la crisis de cambio entre lo viejo que no muere y lo nuevo que no acaba de nacer. Una frase que es difícil de aplicar a lo que sucede con la Muralla de Zamora, que es más vieja que las casas que la ocultan, y que sin embargo cuando sean derribadas, nos mostrará una renovada vista que nunca debió desaparecer de las calles y el paisaje de la ciudad.

Aunque siguiendo con el dicho: "Y en este claroscuro surgen los monstruos", también flotaba en el ambiente del debate de la ciudad el grave riesgo que sufrimos el día anterior por la caída fortuita de una fachada que se estaba derribando, y el alivio de que no hubiera habido daños más graves. Un hecho que inmediatamente llevó al alcalde a pedir disculpas y a asumir la responsabilidad. Y que pesaba en el ánimo de todos los concejales.

Porque a veces en el gobierno como en la vida, las cosas no nos salen todo lo bien que quisiéramos. Pero apretamos el puño, lo levantamos y seguimos adelante.

Esperamos que al final ese espacio se convierta en lo nuevo que acabe de nacer en la ciudad, tras la retirada de los viejos escombros y la recuperación del paisaje de la vieja muralla desdentada.