D urante los últimos días hemos dispuesto de datos sobre la familia y sobre los nacimientos, verdaderamente preocupantes, una sociedad con más muertes que nacimientos. Eso en unos momentos en los que el debate político se centra en las políticas sociales, la economía y el empleo, existe soterrada una gran batalla antropológica que tiene como centro la familia. También somos conscientes de que la Iglesia se ocupa afanosamente, y casi en soledad, sólo entidades pro familia y grupos menores se mueven con las fuerzas que tienen, de sostener la institución familiar como garantía de futuro y de estabilidad social. Mientras, la "ideología de género", asumida y defendida desde tribunas intelectuales y políticas, se dedica sistemáticamente a disolver sus cimientos. En este contexto el cardenal Robert Sarah, Prefecto para la Disciplina de los Sacramentos, declaró en Ávila su firme convicción de que existe un esfuerzo planificado para destruir la familia y el matrimonio, que tendrá consecuencias letales para la humanidad. Al tiempo.

Jesús Domingo Martínez