Ni control, ni seguridad, ni vigilancia, ni nada de nada. El derribo de un edificio para liberar la muralla, acabó en un desplome pero bien pudo acabar en una tragedia. Dicen que fue un error, pero también pudo haber sido una falta de previsión, exceso de confianza y todo lo que se quiera añadir y que no deja bien parado al equipo de gobierno municipal. Por Zamora se escuchan estos días muchas cosas y ninguna buena. Los ciudadanos están indignados, con razón, y lo más grotesco es que, por lo menos cuando esto escribo, nadie ha salido a decir algo medianamente creíble, medianamente coherente. El alcalde se está llevando la peor parte de las críticas vecinales.

¿Se pudo evitar el desplome? Por supuesto. Dicho por quienes en verdad entienden. No hay que supervisar tras los hechos consumados. Hay que hacerlo antes y poner a un experto al frente del derribo. Pensándolo fríamente, el ángel de la guarda colectivo debía estar muy pendiente del asunto porque viendo la distancia que alcanzaron bloques de piedra enormes que afortunadamente sólo causaron daños materiales, la que se pudo armar hubiera sido gorda y puede que mortal. Y no es exagerar.

Dañar vehículos y poner en riesgo la vida de personas no es la forma de acometer un derribo que indudablemente tenía su envergadura. La falta de seguridad en el entorno ha sido lamentable y eso debe hacer reflexionar a los responsables. Ciertas cuestiones y esta es una de ellas, no deben acometerse con un exceso de confianza. Los imprevistos en las obras de derribo están a la orden del día y hay que tenerlo en cuenta. No se tomaron las medidas necesarias y así salió la cosa.

Si ha servido de experiencia para los responsables municipales, ya nos conformamos los ciudadanos. Aunque ese conformismo no es bueno para el interés colectivo de unos vecinos que no protestan por nada, que todo lo asumen o acatan y que se guardan la rabia para los adentros. No señor. Hay que ser valientes y dar un paso adelante. Es que los propios obreros que atendían el derribo pudieron salir mal parados, pudieron salir perjudicados y, lo peor, haber sido noticia nacional por dramáticas consecuencias. Porque Zamora cuando sale en la tele, no siempre es para alabar sus tradiciones y costumbres, más bien salimos para cuestiones que nos apenan o llenan de vergüenza. No se pudieron hacer las cosas peor. Alguien tiene que entonar el mea culpa. Y creo que ese alguien es el alcalde. Oigo que no se había cortado el tráfico, que el derribo no observaba las debidas medidas de seguridad. Ahora con echarle la culpa a un "error", la responsabilidad municipal quedará reducida a la nada, pues no.