Vaya por delante que no soy hombre del campo, tampoco soy propietario ni arrendatario de tierras en el ámbito rural. Pero me apasiona el tema de la concentración parcelaria y por ello deseo hacer referencia a este proceso histórico que arrancó en España con la Ley de 20 de diciembre de 1952 que regulaba la actividad consistente en agrupar las parcelas de un propietario en el menor número posible de ellas, es decir "agrupación de diversas fincas rústicas de reducida extensión para unificar y facilitar el cultivo". Al aumentar el tamaño de la explotación, significaba la posibilidad de utilizar tractores, cosechadoras, etc. y racionalizar la explotación con menos fuerza de trabajo.

Gracias a ello aumentó la productividad de la tierra, pero sobre todo pudieron montarse las infraestructuras para el regadío.

Históricamente, el planteamiento de la concentración parcelaria viene de muy antiguo en distintos países europeos que hoy conocen sus excelencias. En Francia, por ejemplo, datan los primeros trabajos de concentración del año 1704, hace ya más de tres siglos; aún cuando los verdaderos trabajos de auténtica concentración fueron a partir de 1860. Más antiguos son todavía los primeros trabajos de concentración en Alemania que datan de 1560. Suiza, Holanda, son otros países en los que la masa campesina ha llegado al convencimiento pleno de las ventajas que trae consigo la concentración parcelaria.

Cuando, en junio de 1957 se anunciaba la concentración parcelaria en la provincia de Zamora, se decía que se trataba de "un premio gordo que transformaría a los pueblos". Los beneficios que se predecían eran una mayor producción, menos costes, ahorro de tiempo y, en general, elevación del nivel de vida. Los pueblos de Villalazán, Madridanos, Moraleja del Vino, Arcenillas, Villaralbo, Morales del Vino, Corrales del Vino, Peleas de Abajo, Sanzoles, Cerecinos de Campos, Riego del Camino y gran parte del término municipal de la capital serían los primeros en conocer las importantes ventajas de aquella agrupación de tierras, que traía consigo un ahorro de tiempo y una explotación más racional del terreno.

Han transcurrido más de cincuenta años desde que se llevó a cabo la concentración parcelaria en la provincia de Zamora allá por los años cincuenta y sesenta. Los espectaculares resultados que se han obtenido en la infraestructura viaria (caminos de concentración), las obras de mejoras en desagües, saneamientos, regadíos y eliminación de accidentes del terreno están a la vista de quienes, conociendo el estado anterior de la topografía de los pueblos, pueden comparar con el aspecto que ofrecen en la actualidad.