Santísima Virgen de La Concha, desde aquí, en este lugar zamorano, en plena comarca natural de La Tierra del Pan, al lado de La Vía de La Plata y muy próximos a La Vía Dalmacia (nuestros caminos jacobeos mozárabes), junto a La Real Cañada Leonesa de La Vizana, por intersección del Apóstol Santiago y de San Antolín, así como de San Atilano, San Ildefonso, San Boal y San Alfonso, y del Cáliz de Dª Urraca o "Santo Grial" (documentado), junto a "las primas" de Nuestra Señora del Yermo (Patrona de mi barrio de San Lázaro), Nuestra Señora de Los Remedios (sita en la ermita de mis esponsales) y Nuestra Señora de La Hiniesta (Patrona de La Tierra del Pan), te pedimos por las almas de todos aquellos que perecieron durante "El Cerco", el de la Ciudad de Zamora en el año 1072, y lo hacemos por todos, tanto para los sitiados, nuestros antepasados zamoranos de la Corona Leonesa, como para los sitiadores, integrantes de los ejércitos de la Corona Castellana.

Santísima Virgen de la Concha queremos seguir en este día, primer lunes de Pentecostés, el mandato de Doña Urraca Fernández, hermana de nuestro soberano el Rey-Emperador leonés Don Alfonso VI que respalda todo el Concejo de Zamora con su alcalde Arias Gonzalo a la cabeza, en pro de la reconciliación entre nosotros: los leoneses, y nuestros sitiadores los castellanos, que han perdido a su señor, su soberano, el Rey de Castilla el día 7 de octubre de 1072.

Sabemos ¡oh Santísima Virgen de la Concha!, por los relatos históricos, que el Rey castellano Sancho II puso sitio a la ciudad leonesa de Zamora durante siete meses y siete días , y causó la muerte, graves quebrantos, dolor y pena a todos los zamoranos y zamoranas (leoneses y leonesas del lugar), por el solo hecho de no someterse a su arbitrio, en su ambición desmedida de acapararlo todo, y no logro romper el compromiso de los zamoranos (y de toda la Corona Leonesa) con su soberano el Rey-Emperador leonés Don Alfonso VI.

Fue preciso, amada Santísima Virgen de la Concha que uno de los nuestros, a la manera y forma de Judith. ¡ la heroína del Pueblo Judío !, con gran peligro para su persona, se internase en campo enemigo, entre las tropas castellanas, y con hábil sagacidad y valentía, consiguió engañar al todopoderoso Rey de los castellanos, y mediante su propia argucia, logra poner fin a sus días. Gracias Santísima Virgen de la Concha por guiar los pasos de Vellido Dolfos, sin su valerosa acción toda la ciudad de Zamora, todo el Pueblo Leonés, y toda la Corona Leonesa hubiera sucumbido ante las tropas de Castilla.

Virgen de la Concha mientras el Rey castellano Sancho II estuvo vivo todos los zamoranos y zamoranas, todas gentes de la Corona Leonesa, le combatieron y no se doblegaron a sus pretensiones, ni aceptaron su hegemonía, ni claudicaron ante su ambición de expansionismo territorial. Los zamoranos y zamoranas de 1072 no tuvieron dudas ni vacilaciones, prefirieron arrostrar todos los peligros antes de entregarla ciudad mejor amurallada de la Corona Leonesa. Tomaron un camino honroso en busca de una meta justa. Defender Zamora, ¡defender la Corona Leonesa!, fue oponerse a Castilla.

Vienen a nuestros recuerdos, ¡oh Santísima Virgen de la Concha! La memoria imperecedera que todos los zamoranos y zamoranas debemos al alcaide Arias Gonzalo en su apoyo constante a Doña Urraca Fernández, llevando la voz unánime del Concejo de Zamora en pro de la voluntad de todos y cada uno de los que se albergaban al refugio de los muros de Zamora, la de ser unos con su gente y con su tierra, algo que no se supo comprender, ni entender, y menos valorar desde la lejana Castilla. Los castellanos optaron por combatir a Zamora y a la Corona Leonesa, creyendo que su poderoso ejército conseguiría traspasar las murallas de la ciudad de Zamora. ¡No habían contado con la firmeza de la Corona Leonesa, de los zamoranos y zamoranas que la representaban, en pro de sus legítimos derechos!

Virgen de la Concha diste valor, empuje y sentido del deber a los cinco hijos de Arias Gonzalo, merced a su tesón y generosidad, ampliamente pagada con sus vidas, toda Zamora, los zamoranos y zamoranas y el hecho zamorano, en este lugar central de la Corona Leonesa, tiene el máximo esplendor. Gracias a ellos, en gran parte. y al resto de los zamoranos de 1072, ¡Zamora no se ganó en una hora! Todos ellos labraron, desde este solar leonés, las páginas más brillantes de la épica hispánica y ejemplo de rango universal.

Sentimos como creyentes Señora Santísima de la Concha, nuestro más hondo pesar por todos los fallecidos en el Cerco. Zamora del año 1072, y encomendamos sus almas a Dios todo poderoso, desde el último castellano hasta el Rey de Castilla Sancho II, desde los sencillos zamoranos y zamoranas, y con ellos todos los leoneses y leonesas, hasta los hijos de Arias Gonzalo, el propio Arias Gonzalo y Doña Urraca Fernández, y ¡cómo no!, de Vellido Dolfos.

Por todos los zamoranos y zamoranas, por todos los habitantes de la Corona Leonesa de 1072, por todos ellos, va nuestra oración y nuestra plegaria, y rogamos vuestra ayuda para que Zamora y toda la Corona Leonesa no vuelva a ser cercada por los castellanos o por otros, ni se le cause por ellos o por otros mal alguno, ni ahora ni el futuro. Que nuestra tierra sea tierra de libertad, de igualdad y de prosperidad para todos.

Danos ahora, ¡oh Virgen de la Concha!, como en el pasado, tu amparo, tu protección y tu ayuda. Se ahora, como lo fuisteis antes, nuestra guía.