Cada vez se dice de manera más clara y el último en advertirlo ha sido el Banco de España. El organismo dirigido por Enrique Linde asegura que, pese a las reformas en materia de sostenibilidad del sistema, será necesario recortar las prestaciones de los futuros pensionistas. De no ser así, no podría atajarse el déficit de la Seguridad Social.

Veamos un ejemplo. Según un estudio elaborado por BBVA Research, a partir de la revalorización de las pensiones prevista para este año (y teniendo en cuenta los ingresos y gastos previstos hasta 2022), la prestación media debería bajar un 3% en 2017? si se pretendiera que este ejercicio terminara sin déficit.

Por tanto, si no hay otras vías de financiación, el Banco de España reclama al Gobierno y a los partidos integrantes del Pacto de Toledo que ideen una estrategia en la que se refuerce la relación entre la contribución de los ocupados a la Seguridad Social (una aportación decreciente, incluso tras superarse la crisis, por: la proliferación de contratos temporales, el aumento del empleo a tiempo parcial y la congelación o descenso de los salarios) y lo que percibirán, una vez se jubilen.

Y es que esa prestación no podrá asemejarse a la de los jubilados de los últimos años (con muchos años de cotización y salarios altos al final de su vida laboral? acortada, en bastantes ocasiones, con generosas prejubilaciones, lo que ha elevado la prestación media de los jubilados a cerca de 1.100 euros mensuales -mejor que muchos sueldos de la población activa).

Así que los avisos de que viene el lobo no paran de sucederse. Y haremos bien en buscar alternativas que complementen el inevitable hachazo que anuncian Linde y los suyos.