Primeras declaraciones sobre la llamada trama eólica en Castilla y León y una conclusión que puede ser la definitiva: allí nadie sabía nada de casi nada. Sin cambiar de idioma, puede traducirse por: yo no he sido, o por a mí que me registren, o por la culpa fue del cha-cha-chá, o por yo era un mandao y, oiga, tengo familia, una hipoteca, la guardería de los niños, otro, además, hace la primera comunión?en fin, todo un canto a esa ortodoxia declarativa que se conoce como en "síndrome infanta", en alusión a Cristina de Borbón y su ignorancia de los tejemanejes de su marido.

Por esos derroteros circuló el viernes pasado ante los tribunales Rafael Delgado, ex viceconsejero y ex secretario de Economía y ex muchas cosas más, todas ellas con Tomás Villanueva en las consejerías de Industria, Educación y Cultura, Economía. Años y años en cargos y cargazos, años y años con poderoso poder, ¡y vaya forma de ejercerlo!, años y años sin que nadie se atreviera a toserle (mandaba mucho el jefe), años y años firmando autorizaciones de los, por entonces, golosos parques eólicos y resulta que don Rafael solo pasaba por allí, solo repetía las directrices de arriba; él no decidía, él se limitaba a trasmitir los mandatos del consejero. (Según el abogado de Ecologistas en Acción, única versión existente de las declaraciones del señor Delgado, este nunca citó a Tomás Villanueva por su nombre, sino que siempre dijo "el consejero")

¿Y cuáles eran esos supuestos mandatos? Que empresas locales también participaran en las concesiones de los parques eólicos. Claro, no todo iba a ser para las grandes compañías nacionales, internacionales o intergalácticas interesadas en llenarnos los montes de aspas y en sacar una pasta gansa del ingenio. En principio, la decisión parece razonable e, incluso, beatífica: que también coman los pobres, los pequeños, los de provincias, que se lleven algo, aunque sean migajas, de un negocio que parece floreciente y próspero.

El problema fue que un ligero retoque al sistema permitió que algunos se embolsasen, según Anticorrupción, unas mordidas de 81 millones de euros, que, en un primer informe, la Agencia Tributaria elevó a 110 millones. Y que esa forma de actuar va a sentar en el banquillo a 21 investigados, acusados de minucias tales como prevaricación, blanqueo de capitales, delito fiscal y tráfico de influencias. En el lote entran varios ex altos cargos de la Junta, técnicos, directivos de empresas?El método era eficaz, sencillo e indetectable (o eso les pareció). La capacidad para otorgar licencias pasó de las delegaciones provinciales al departamento de Rafael Delgado, único que podía firmarlas. Las peticiones dormían el sueño de los justos hasta que la empresa peticionaria se aliaba o compraba las acciones, a precios elevados, de una firma local. En estas compañías locales se repiten nombres de empresarios bien relacionados con la Junta o de amigos de Rafael Delgado como Alberto Esgueva, ex alto cargo autonómico hoy en Polonia que, según la acusación, sacó 47 millones de beneficio en una sola operación al venderle su empresa a Iberdrola. No está mal, ¿no?; hay quien gana menos en un mes.

Total, que don Rafael se lavó las manos en el interrogatorio judicial y disparó hacia arriba: toda la responsabilidad es del consejero, que, casualmente, ni está investigado ni citado como testigo. Delgado tiró hacia las alturas, pero ahí no parecen muy dispuestos a aceptar culpas. Y si no que se lo pregunten a Juan Vicente Herrera que el miércoles, en las Cortes, se puso la venda antes de la herida al pedir públicamente y por anticipado perdón "por la corrupción de personas, no de instituciones". Y, explícitamente, respaldó a Tomás Villanueva, a quien reiteró su plena confianza. Lo de "in eligendo" e "in vigilando", es decir su responsabilidad en elegir altos cargos y en vigilarlos, quedó como en empate. La oposición le arreó estopa por esa vía, pero Herrera se refugió en la doctrina Aguirre: de cientos de cargos nombrados, alguno le ha podido salir rana; vaya por Dios. Por eso pide perdón e insiste en la máxima colaboración con la Justicia. (Al hablar de oposición no puedo por menos que referirme a la absurda e inexplicable ausencia del líder socialista Luis Tudanca en la comparecencia de Herrera. Meses y años denunciando la corrupción en esta tierra y resulta que el día que va el presidente de la Junta a las Cortes para hablar de la trama eólica, Tudanca no pregunta, no interviene, ni siquiera acude y se va de viaje a Grajal y Sahagún. Así se construye una alternativa, sí señor.

De modo que ya somos modernos: tenemos juicios por corrupción y aplicamos el famoso "A mí que me registren". El futuro es nuestro y a ti te encontré en la calle.