Primarias. En el PSOE, claro. O el regreso de Pedro Sánchez, que han titulado algunos medios. Una sorpresa para algunos y una elección cantada para otros desde el momento en que la vieja guardia y las élites del partido decidieron apoyar a Susana Díez. Es fácil interpretar ahora que la decisión de los militantes socialistas tiene mucho de protesta contra quienes han controlado el partido desde la sombra y aspiraban a seguir haciéndolo. Una lección democrática que tiene muchas lecturas, aunque me quedo con una: en una sociedad avanzada, nada o casi nada sale adelante si las bases, en este caso de un partido político, no participan directamente en la construcción de un proyecto que aspira a transformar la sociedad. Por eso es tan importante que todos aprendamos la lección de las primarias socialistas, indistintamente de que se comulgue o no con ellas. Otra cosa muy distinta es que el camino que ahora tienen que recorrer los triunfadores sea fácil. No lo es y no lo será. Lo importante, sin embargo, es que la democracia ha ganado, lo cual nunca está mal.

Lluvias. Con retraso, pero han llegado. Hace dos meses hubieran sido la salvación del campo y ahora apenas tendrán efecto sobre las cosechas y la economía de muchos hogares. El panorama en la agricultura y ganadería es catastrófico, como muy bien saben las personas que se dedican a tan nobles actividades económicas. Pero no es suficiente con que se conozca por quienes viven directamente de ellas. Todos los ciudadanos, indistintamente de que trabajen o no en este sector, deberíamos entender también que cuando el campo atraviesa por malos momentos, tarde o temprano termina repercutiendo en cada uno de nosotros. De ahí que sea imprescindible que todos veamos con otros ojos la importancia de la agricultura y ganadería no sólo en términos económicos sino como un sector estratégico cuya contribución a la calidad de vida y el bienestar del conjunto de la sociedad es fundamental.Y por eso es clave que llueva cuando tiene que llover, aunque casi nunca llueva a gusto de todos. En cualquier caso, bienvenida seas, lluvia, aunque hayas llegado con mucho retraso

Romerías.Hoy muchos andarán por la raya hispano-portuguesa, disfrutando de la romería de La Riberinha, en Quintanilla de Tras Os Montes. El tiempo de las romerías, a pesar de la falta de lluvias y su impacto también sobre el paisaje, se sigue viviendo de una manera muy especial. Incluso algunos expertos han llegado a pensar que este florecimiento es una señal inequívoca del renacimiento de la cultura rural. Yo creo que no, que la pujanza de las romerías, que es innegable, hay que verla más bien como una moda de la sociedad posmoderna, tan proclive a revalorizar y consumir símbolos de la cultura tradicional que hasta hace cuatro días apenas tenían relevancia social. Hoy, sin embargo, muchas de las prácticas de antaño intentan recuperarse en las fiestas populares, llegando a convertirse en muchos casos en un nuevo atractivo turístico. Bienvenidas sean estas modas si contribuyen a mejorar la economía local. Ahora bien, no cometamos el error de creer que estas prácticas significan el regreso a un pasado que, para bien o para mal, se nos ha ido de las manos.