Parece que ya está dicho todo, lo cual en este caso, el de las primarias del PSOE, puede ser igual a nada. Le oí decir a un candidato, o a un seguidor de un candidato, que "todos lo sabemos entre todos", frase atribuida a Giner de los Ríos. Puede que ellos lo sepan, entre ellos, pero los demás no lo sabemos. ¿Y qué es lo que no sabemos? Lo que quieren hacer con su partido si ganan, o si pierden, lo segundo es casi más temible que lo primero. Artículos atrás me pronuncié a favor de Patxi López. Lo mantengo y no voy a repetir aquí las razones que expuse en su día porque prometí no volver a escribir sobre las primarias y aquí estoy, repitiéndome como el ajo y arrepintiéndome como un cristiano viejo que no soy. Los militantes lo quieren saber y no han obtenido muchas respuestas. "¿Qué va a pasar con el PSOE?". Los simpatizantes y votantes se hacen la misma pregunta. La derecha centrada, la extremada, la izquierda aparente pero reptante en lodazales inconfesables, los que niegan la distinción entre izquierdas y derechas porque eso ya no es válido, lo cual es lo mismo que decir que Hegel está pasado de moda, pobres ignorantes. Todos estos sí que tienen muy clara la respuesta porque es su deseo, y en ello se han empeñado en los últimos cuatro años: que desaparezca. Y recuerdan lo que ha ocurrido en Holanda y Francia, lo que puede ocurrir en Alemania y Gran Bretaña. La socialdemocracia, el socialismo, no está de moda porque no ofrece soluciones a los grandes problemas de las personas. Eso lo dicen, sobre todo, los palanganeros políticos de los que generan los grandes problemas de las personas. "Tan pobre me estoy quedando,/ que ya ni siquiera estoy/ conmigo, ni sé si voy/ conmigo a solas viajando". Don Antonio Machado, el del fideo en la solapa ("Manchado" le decían sus alumnos irreverentes) siempre tiene versos para todo, bálsamo para las ausencias, oscuridad para las querencias y hasta arengas por la libertad. Harían bien todos en volver a leer a Machado. Los socialistas, que en su día casi lo patrimonializaron, pero sobre todos los necios, en el sentido etimológico de la palabra. No les curaría de los espantos de sus vacuos pensamientos ni les aportaría idea alguna pues carecen de espacio para ello. A lo mejor, les sosegaría una "miqueta" o un "pizco", como prefieran: cualquier cosa es mejor que la feracidad castellana. "Un pouquiño", why not?