Se estima la seriedad como el cumplimiento de la palabra, aunque ésta pueda modularse con el halago de la plata)

El rechazo de las enmiendas totales a los Presupuestos Generales del Estado de 2017 es una buena noticia para el Gobierno, pero no tanto para los ciudadanos, que observan cómo la desigualdad de los españoles y el trato diferencial por territorios se sancionan desde el Parlamento. Antonio Hernando, el portavoz del PSOE, defendió las enmiendas a la totalidad porque, según su criterio, los Presupuestos "consolidan la precariedad" y porque la corrupción destruye la confianza en "todo lo que venga de este Gobierno"; y Unidos Podemos, los rechazó por antisociales y por aumentar la brecha entre pobres y ricos. Sin embargo, Cristóbal Montoro aseguró, como no podía ser de otro modo, que son los que España necesita para afianzar el crecimiento económico y crear empleo, y Ciudadanos los apoya, con la etérea advertencia de que sin su aprobación no se podrían pagar las pensiones.

Quienes también están satisfechos, además del Gobierno, son los nacionalistas vascos, que han negociado con lustre el voto de sus cinco diputados en el Congreso. "¿Quién podrá cuanto el deseo, aunque imposible, conciba? ¿Y quién lo de abajo arriba vuelve en el mundo ligero?", preguntaba nuestro genial Quevedo. Más o menos, 500 millones por barba, más una sustancial rebaja del Cupo y el reconocimiento del pago de la deuda por un cálculo equivocado. Momio que el consejero de la Hacienda Vasca, Pedro Azpiazu, no puede sino calificar de "acuerdo excelente"; Andoni Ortuzar lo incluye en el nuevo clima de confianza con el PP y Aitor Esteban lo justifica, a pesar de las circunstancias, para ayudar a la estabilidad política, porque "somos gente seria". Sin embargo, una vez superada las enmiendas a la totalidad, quedan las enmiendas parciales, y para aprobar los Presupuestos se necesita la mayoría absoluta de la Cámara. Por eso tendremos que esperar a las peticiones de un diputado más, el necesario para llegar a los 176 votos de la mayoría absoluta, y ya todos apuntan al diputado de Nueva Canarias, que aunque no hace mucho negó con reiteración apoyar la investidura de Rajoy, porque sería "una renuncia a sus principios y a sus votantes", ya recuerda, como anticipo a la negociación, el castigo al que el Gobierno ha sometido a Canarias en la última legislatura, que él calcula, de rondón, en unos 600 millones de euros por año. ¿Será por dinero? Los españoles somos gente seria; los vascos, como españoles, también, y los canarios, no menos. Cuando damos la palabra, la cumplimos, salvo imponderables. Aitor Esteban, el portavoz del PNV, siempre ha sido un político razonable y dispuesto al diálogo. En el debate de investidura de Rajoy negó los votos de su grupo con el argumento de que con el PP iba a ser difícil entenderse, porque su estilo de gobierno era el rodillo y el recurso judicial contra la autonomía del gobierno vasco. "El PNV no nació con la vocación de ser el partido que proporcionase la estabilidad a España a costa de sus principios, sino para dar cauce al reconocimiento nacional vasco y la articulación de su soberanía", dijo. Mientras Rajoy no entendiera que los vascos eran "una nación con voluntad mayoritaria de ser así considerados", podía olvidarse de solicitar su apoyo. Ahora, al parecer, las cosas no pintan lo mismo.

No podemos saber si Rajoy ha modificado su idea de España, y al igual que Iglesias o Sánchez, piensa ya en una "nación de naciones" -culturales, por supuesto, las segundas-, para satisfacer a sus nuevos socios. Tampoco, si Esteban ya no exige a Rajoy el reconocimiento como nación del País Vasco, o que entre sus preferencias haya incluido la estabilidad política de España. Sólo sabemos que con el dinero prometido, a Esteban de momento le llega, y que Rajoy ha redefinido sus "límites de la realidad", mucho más flexibles ahora respecto a la desigualdad de los españoles o a la discriminación por razón de residencia. Sólo nos queda saber en cuánto ha tasado Rivera el voto de sus 32 diputados y cuánto recibiremos de más los ciudadanos que no contamos con representantes diferenciales en nuestro territorio de residencia.