Existen muchos más sabores y matices aromáticos de café. Pero para simplificar la metáfora, diremos que en las primarias del PSOE solo hay dos. Susana Díaz, que representa al pasado, a una socialdemocracia descafeinada, anémica e imposible de renovarse y de renunciar a sus privilegios de clase. Y está el café -socialismo- intenso de Pedro Sánchez, que apuesta por la militancia y la regeneración de la socialdemocracia. Y qué pasa con Patxi López ¡Dice que se dedica a coser y remendar al socialismo español! Pero lo que está logrando es hacer más rasguños y desgarros en la apuesta de los críticos, quitando votos y avales a Pedro Sánchez para entregárselos en bandeja a la sultana andaluza. Y por eso, los fieles escuderos de Susana, muy nerviosos, piden a Patxi ya el voto útil y el aval para evitar una victoria muy temida de Pedro Sánchez.

Comentaban bastantes medios de comunicación las paradojas del susanismo: pactó con C´s para gobernar en la Junta de Andalucía, y sustentó con la abstención al gobierno de Rajoy, y hasta Esperanza Aguirre habla bien de ella. Esto no es precisamente un excelente crédito para liderar un cambio en el PSOE que les diferencie de la derecha neoliberal. Muchos militantes, simpatizantes y votantes del PSOE están más que "mosqueados" e indignados con alguien que quiere liderar la izquierda con esos apoyos. Pues, por si era poco, hoy Susana Díaz ha sumado a su currículum otro nuevo "mérito": las alabanzas a tumba abierta de periódicos tan "progresistas" como ABC o La Razón.

El partido socialista lleva roto desde el otoño, y el ambiente de la batalla en las primarias refleja la fractura. No hay costurera o sastre que arregle eso, a pesar de los envites y jugarretas de la gestora de Javier Fernández y Mario Jiménez, puestos por ella, la sultana andaluza, para dirigir el cotarro sociata hasta las después de las primarias. Los aspirantes -que en realidad son siete, aunque sólo la andaluza, el exlíder y el exlehendakari tienen opciones reales- están volcados estos días en la recogida de avales.

Los "patxistas y sanchistas" avisan a Díaz -y a su tropa- de que, si intenta apabullar a sus rivales con los avales, la jugada se le puede volver en contra: "Las presiones pueden ser contraproducentes y puede acabar con menos votos que avales", opinan. Dicen las malas lenguas sociatas que Sánchez ha perdido dos elecciones generales, que es caballo perdedor. Uno de ellos es Pepiño Blanco, pero cuántas perdió él, responsable con Zapatero con la mayor debacle electoral del socialismo. De todas maneras, culpar a P. Sánchez de que él solito perdió elecciones es ser corto de vista y de mente. Los verdaderos responsables son los barones regionales, exdirigentes y los mamandurrias sociatas de las puertas giratorias. Aquellos que respaldaron a Zapatero, con el PP, para entregar el país a la Troika y cedieron a las presiones del neoliberalismo y de los poderes financieros.

¿Era eso socialismo? Con un neoliberalismo fortalecido como ideología dominante y una socialdemocracia en desbandada, el capitalismo en la era de la globalización ha hallado las circunstancias adecuadas para su expansión sin límites. Y el PSOE actual está atrofiado, esclerótico, sin poder hacer nada, ni siquiera reaccionar.

La ciudadanía, y los militantes socialistas, asisten estupefactos ante los modos ventajistas de unos y la campaña de hostigamiento y denigración que padece Pedro Sánchez por parte de la Gestora, por el simple hecho que su candidatura ha provocado un gran apoyo de amplios sectores de la militancia. En las próximas primarias para la elección del nuevo secretaria/o general se juega el PSOE su ser o no ser. La remontada de Pedro Sánchez ha sido enorme desde su derrocamiento en octubre pasado, cuando el golpe de estado chapucero, antidemocrático, de diecisiete "sargentos chusqueros dimisionarios", acompañados de varios barones territoriales y exdirigentes sociatas, al mando de Susana Díaz la sultana del Guadalquivir. Desde entonces, el sanchismo ha transformado la agenda de las primarias y ha abierto en canal las entrañas del PSOE. Y aparece, cada vez más, como clara alternativa democrática -un ecosocialismo- no solo ante la socialdemocracia desvirtuada y ajada de Susana Díaz, sino ante el neoliberalismo que representan C´s y PP.

Susana Díaz será como Bettino Craxi, el enterrador del partido socialista italiano. La Gestora y ella ya tienen en las manos las palas para hacer lo mismo con el PSOE. Y eso lo saben la mayoría de militantes y votantes socialistas. Si finalmente gana Susana Díaz, el PSOE quedará reducido a un partido nacionalista andaluz -con dos o tres autonomías más-, y en pocos años pasará a ser totalmente irrelevante. Será el gran fracaso de las élites sociatas, de su casta, que ya se venía venir desde 2008 o antes.

Después de las primarias ¿veremos un PSOE descafeinado o de sabor y aroma intenso?