En la película francesa de André Cayatte, "Mourir d'aimer", Danièle (Annie Girardot) es una maestra de secundaria de 30 años que sin darse cuenta y poco a poco se enamora de uno de sus alumnos, el joven Gérard Leguen (Bruno Padal) de tan sólo 17 años. Gérard, al mismo tiempo, corresponde al amor de Danièle e inician una apasionada relación. Pero cuando los padres del joven descubren el asunto denunciarán a Danièle, quien será detenida y puesta en prisión por la justicia por un delito de corrupción de menores, iniciando un calvario de trágicas consecuencias? Basada en el caso real de Gabrielle Russier que conmocionó Francia en mayo de 1968, el director de la película refleja en "Morir de Amor" toda la tragedia de dicho suceso apoyándose en la fantástica interpretación de Annie Girardot.

La historia real, no de ficción, volvió a repetirse con el paso de los años solo que, esta vez con final feliz. El escenario, nuevamente, Francia. Los protagonistas: Brigitte Trogneux, la profesora y Emmanuel Macron, el alumno. Se conocieron en el liceo La Providence de Amiens, localidad natal de ambos. El primer vínculo entre la profesora de letras y el pequeño genio llegó a través del teatro. La escritura los reunía y también los unía todos los viernes. Aquello desencadenó una proximidad increíble. Ante la gran capacidad intelectual del joven, la profesora le sugirió que fuera a París a estudiar. La conexión entre ambos continuó. Se volvió pasional. Y a los 17 años, como el Gérard de la película, Emmanuel se declaró: "Haga lo que haga, me casaré con usted". Macron cumplió su palabra. Tras finalizar una brillante carrera académica, regresó a Amiens para casarse con su amada, su hoy esposa. Veinte años de diferencia les unen. En contra de lo que hubieran podido pensar los detractores de aquella relación, hay amor entre Emmanuel y Brigitte. Y ahí continúan contra viento y marea.

Sólo que aquel joven enamorado que todavía no ha cumplido los 40 años, ella tiene 59, disputará la presidencia de Francia, en una segunda vuelta, el domingo día 7 de mayo, con la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen. Si llega al Elíseo, Macron sería el presidente más joven de la historia de la República Francesa. En el palacio presidencial podría instalarse la pareja que ha protagonizado esta preciosa historia de amor. Macron es extremadamente discreto con su vida privada, pero no le ha importado revelar detalles sobre la preciosa relación con su profesora de lengua en el instituto. Una historia que, a diferencia de aquella otra escrita con sangre y dolor, sus protagonistas la van construyendo y escribiendo cada día con tinta del corazón.

Cuando se enamoraron, Brigitte estaba casada y era madre de tres hijos. Ahora es una bellísima abuela de siete nietos, que lleva unida en matrimonio al que puede ser el próximo presidente de Francia desde el año 2007, cuando él ejercía como inspector general de Finanzas. Son diez años de amor que no ocultan. La boda fue, simplemente, la consolidación del amor de una pareja "cómplice y atípica", como la describió la reputada revista francesa "París Match".

No sé si una historia así hubiera podido ser extrapolable a España. Aquí el personal no es tan tolerante en determinadas materias. Que el hombre lleve cuarenta años a la mujer está bien visto, pero si es la mujer la que lleva veinte años al hombre, que Dios se apiade de ella. El mundo del poder es despiadado, la sociedad también y estar casada con un político no debe ser una empresa fácil. Lo más bonito, lo más edificante de esta historia que vuelve a repetirse en Francia es que por lo menos la de Brigitte y Emmanuel tiene un final feliz.