Hay semanas, incluso ratos, en los que uno está desbordado. Te sientes rodeado, atacado por la actualidad y no acabas de decidirte sobre el asunto a tratar. Hace siete días, no había problemas de elección: dominaba la Semana Santa y el injustamente llamado "buen tiempo". Lo demás, como si no existiera. Pero, amigo, se acabó ese periodo de relativa paz y se nos vino encima, así, casi sin avisar, la realidad. Y como si se hubiera abierto la compuerta que retenía las noticias, ha llegado la inundación. La semanita ha sido de órdago a la grande, de las que tardan en olvidarse. A riesgo de que queden algunas cosas en el tintero y de mezclar churras con merinas (ustedes sabrán distinguir) y con el aviso de que no hay que confundir la avalancha de noticias con la buena información, ahí van algunos apuntes:

1. Villalar. Se cumplen 40 años del primer Villalar autorizado. Fue en 1977 y pronto se convirtió, aunque a muchos les doliera y siga doliéndoles, en el principal símbolo del aun discutido regionalismo castellano-leonés. Algo tendrá el Día de Villalar para que, pese a los poderosos, duros y manipuladores enemigos que ha tenido y tiene, continúe siendo una referencia y un lugar al que acuden, voluntariamente y pagándose gasolina y comida, miles de personas. Este año se calcula que iremos unos 30.000, cifra que tendría que hacer pensar a los detractores de la fiesta comunera. Y los organizadores, o algunos de ellos, tendrían que reflexionar si no conviene resucitar el Manifiesto común. Villalar no es un Villalar completo si pierde su carácter reivindicativo, una de las señas de su nacimiento. ¿O es que esta tierra ya no tiene nada que reivindicar?

2. "Zamora 10". Excelente iniciativa. Por fin, alguien se mueve aquí para algo más que para quejarse y llorar. Me parece una gran noticia que sea la Caja Rural, una de las entidades más serias y solventes de la provincia, la que tire del carro y lidere esta iniciativa. Solo hay que pedir que nadie ponga zancadillas, como ha sucedido otras veces, y que las peleas internas y el afán de protagonismo, que habrá de todo, no entorpezcan o frustren el plan. Y que surjan proyectos imaginativos e ideas renovadoras. Particularmente, no creo que el futuro de Zamora pase por un nuevo Museo de Semana Santa, pero algún tributo hay que pagar, claro, sobre todo tras el éxito de la última edición. Si pienso, en cambio, que el sector agroalimentario y el turismo han de ser dos de los pilares esenciales. En el primero, hace falta mucho más apoyo a los emprendedores, a quienes quieren trasformar y lograr valor añadido a los buenos productos de esta tierra. Y no hablo solo de subvenciones o ayudas, sino de eliminar trabas burocráticas y acelerar el papeleo. Y si no que se lo pregunten a quienes están impulsando una cooperativa de productores de pistachos. Retrasos, retrasos, retrasos? Respecto al turismo, que el impulso no se ciña solo a lo clásico: el Lago de Sanabria, Los Arribes y el Románico? Hay mucho más que potenciar, especialmente en el sur, abandonado a efectos turísticos desde siempre. ¿Alguien se ha preocupado de difundir la maravilla mudéjar de Olmo de la Guareña o de uno de los mejores ejemplos de iglesia-fortaleza existentes en España, Santa María de Fuentesaúco, eso sí afeada desde hace años por un espantoso reloj negro situado en la fachada?, ¿por qué no potenciar recorridos enológicos y gastronómicos por las bodegas tradicionales?, ¿no necesita algo más de propaganda San Pedro de la Nave? Lo dicho, más imaginación que en planes anteriores.

3. Lampedusa en Zamora. Versión autóctona de la sentencia de "El Gatopardo": que todo cambie para que todo siga igual. Eso va a pasar en el PP zamorano. Se va Maíllo, pero se queda con el mando para cambiar de canal cuando quiera. Y ¡ay! del que rechiste. ¿Candidaturas alternativas? Como chiste no está mal. Y Barrios sabe que no las habrá y que él es un mandao. No lo veo capacitado para tener vida política propia ni para dejar su sello. Maíllo es mucho Maíllo y más estando donde está. Y no me refiero al ayuntamiento de Casaseca de las Chanas.

4. Defensa Escoba. Por cierto, Maíllo lleva una semanita (¿o ya son muchas?) ejerciendo de lo que antes, en fútbol, se llamaba defensa escoba, es decir el que se situaba tras la línea defensiva para tratar de tapar huecos. Gürtel, Púnica, Murcia y ahora el Canal de Isabel II. No da abasto, aunque siempre diga lo mismo: son garbanzos negros, el PP, como partido, no tiene nada que ver, somos los que más luchamos contra la corrupción? El problema es que cuando parece que hasta él se lo cree, zas, aparece otro caso y, hala, a empezar de nuevo.