En los últimos días han aparecido algunas pequeñas impertinencias sobre el magno despropósito decidido por los gobernantes de Morales del Vino para desprenderse del que sin ningún género de dudas ha sido el mayor y mejor legado cultural que ha tenido la cabecera de comarca de la Tierra del Vino en toda su historia.

Aparece el concejal Castaño haciendo alegatos defensivos sobre tamaño disparate de depredación a la cultura. Claro que La Congregación para la Doctrina de la Fe, y no el papa Francisco -el Santo Padre simplemente se hace eco de esas recomendaciones- sugiere que las cenizas no se esparzan en cualquier sitio. En este caso estaban perfectamente depositadas en una urna y en una arqueta dispuesta para su recepción y custodia, en un lugar claramente delimitado. La lápida y el sobre elevado de varios centímetros, demarcaban el espacio en el Patio de D. José Blas Vega. Otra cosa es que la barbarie lo hubiera reducido a nivel de suelo.

Efectivamente, tanto la legislación española como la relativa a las comunidades autónomas hacen referencia a cadáveres y restos cadavéricos, no a las cenizas, y aunque su capacidad de discernimiento pueda que no le alcance, son cosas distintas.

Respecto a la "decisión unilateral del equipo de Gobierno en la época anterior a nosotros", tenemos que dejar claro públicamente que la Peña comunico a la corporación presidida por D. José María Barrios Tejero el deseo del flamencólogo de reposar eternamente en Morales del Vino, y esta entendiendo, como es, un inestimable beneficio para el pueblo, aceptó y dio el correspondiente permiso encantada. Los hechos le han dado con creces la razón, proporcionando conocimiento del pueblo a través de todo el orbe. ¡Cuántas ciudades, no sólo en nuestro país también de fuera de él, habrían acogido este legado con los brazos abiertos! Lo de pasar o no por el pleno -no lo sabemos- en todo caso sería un mínimo error de forma, oportunidad que han tenido los que mandan ahora para denunciarlo y ratificar el premio gordo que le había tocado. Pero ni para eso parece que les alcance la sensatez y sensibilidad por la cultura.

Lo de bárbaros lo dice él, nosotros no. Pudiera ser positivo que los vecinos de Morales pidieran lugares públicos para depositar sus cenizas, lo que daría al pueblo una dinámica que desgraciadamente cada vez tiene menos. ¿Se ha pensado en la afluencia de visitantes de la diáspora que visitarían Morales para hacer ofrendas a las cenizas de sus allegados? Esto, Castaño, seguramente también resulte difícil de entender. Requiere una inteligencia desprovista de emociones negativas. Y lo más importante, ser moralino de nacimiento o de linaje. ¿Y qué pasaría sí los moralinos quisieran que su identidad diera nombre a una calle? A fin de cuentas tienen un innegable vínculo con el pueblo a diferencia de muchos de los que conforman el callejero, como Alejo de Bahía, Ángel Galarza, Calderón de la Barca, Tirso de Molina, León Felipe, por citar algunos de ellos. ¡Menudo problemón para tales gobernantes!

No vamos a dar el gusto de algo que es irreversible, D. José Blas Vega está definitivamente en el cementerio de Carabanchel, en Madrid. El ultraje ha surtido efecto. Por cierto ¿A qué vecinos habéis pedido "consentimiento y que tenían pleno derecho" para consumar el despojo?

Y seguimos. Queremos aclarar algún tratamiento informativo que se ha dado a la noticia. La Peña Flamenca no ha acusado, ni jamás acusará a Morales del Vino de cometer una "tropelía" con las cenizas de Blas Vega. Todo lo contrario. Sabemos que para los moralinos el hecho de albergar estos simbólicos restos suponía un honor. La Peña siempre se ha referido a los autores del hecho, esos son los únicos culpables para nosotros. Después llega el "ladran luego cabalgamos" del alcalde Piorno enmascarando la dimensión de la "tropelía". Lo dicho, la Junta de Castilla y León dispone de normativa al respecto, pero como ya hemos apuntado: ¿Es tan difícil entender que se refieren a cadáveres y en ningún caso a cenizas? Bueno, es lo que tenemos. Mejor dicho, es lo que tienen en la importante y querida localidad moralina para su desgracia.

Respecto al vínculo de D. José Blas Vega con Morales del Vino, hay mucho y sustancioso que decir, pero eso será en otro momento.