Una campaña de publicidad para Lotería Primitiva insiste en que no tenemos sueños baratos. La voz en off y las imágenes se encargan de recordarnos que los sueños que merecen la pena son caros: un viajecito, una casita, un diamantito, un deportivo, un barquito, un avioncito, una piscinita, una vueltecita al mundo, un globito aerostático o un yate amarrado en un impresionante puerto deportivo en alguno de esos rincones paradisíacos del planeta. ¡47 nuevos millonarios lograron sus sueños en 2016! Coincidiendo con la campaña, la editorial Anthropos publicó en 2015 el libro de Martín Alonso "No tenemos sueños baratos. Una historia social de la crisis", donde el autor reflexiona sobre la dificultad para buena parte de la población de leer e interpretar los hilos de la trama narrativa que se invoca para justificar los recortes sociales y la restricción de derechos fundamentales, a lo que contribuyen expertos y medios de comunicación cuando manejan una jerga que legitima las medidas políticas que recetan los magos de la escolástica económico-financiera.

La campaña publicitaria es, en sí misma, magnífica y consigue el objetivo que se propone: recordar a los mortales que tenemos necesidades y sueños incumplidos que nos gustaría satisfacer en algún momento, comparando nuestras legítimas aspiraciones con las de quienes ya están disfrutando de los bienes, las riquezas o las fortunasque nosotros aún soñamos. Pero lo relevante del anuncio es que no solo se juega con la posibilidad de soñar de los humanos, una capacidad que nos permite imaginar otros escenarios y que casi siempre nos empuja a seguir adelante, sino sobre todo con un dispositivoque las estrategias de marketing y publicidad utilizan con frecuencia: la envidia, esto es, la tristeza o pesar por el bien ajeno o, también,la emulación y el deseo de algo que no se posee. En el anuncio de la Primitiva se recurre a estos sentimientos y se toman como modelos de conducta a quienes ya disfrutan de esos objetos materiales difíciles de alcanzar, porque son caros,y que supuestamente consiguen que nuestras vidas sean mucho más cómodas y placenteras.

Y ahora llega la contrapartida o, si se quiere, la pregunta del millón: ¿es lógico y saludable que desde la Sociedad Estatal Loterías y Apuestas del Estado, adscrita al Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, se promuevan, a través de campañas de publicidad, valores asociados con las bondades del enriquecimiento personal, el patrimonio, la riqueza y otras manifestaciones crematísticas?Si desde las esferas públicas estamos transmitiendo que los sueños son caros y que están asociados con el lujo y el tener, mucho más que con el ser, ¿alguien en su sano juicio puede esperar que los sueños de, por ejemplo, los niños y adolescentes sean diferentes a los que se fabrican a través de este tipo de estrategias de difusión?Porque con estos mensajes estamos construyendo el futuro. Pero luego, claro, muchos se quejarán y despotricarán contra las exigencias de nuestros hijos. Si ven lo que ven y escuchan lo que escuchan, ¿no es comprensible que actúen conforme a las señales que están recibiendo? Pensemos, que aún hay tenemos tiempo para cambiar.