Pues, sí, revanchismo puro y duro ha sido la eliminación del callejero zamorano del nombre de Carlos Pinilla, aprobada ya en Pleno por el Ayuntamiento de la capital, aunque con el voto en contra del grupo municipal del PP, cuyo portavoz en esta ocasión, el concejal Víctor López, señaló al respecto que en el cambio no había aplicación de la llamada ley de la memoria histórica - que más que histórica parece histérica - sino un ejercicio de revisionismo y revanchismo, pues la aprobación de la avenida dedicada a quien tanto hizo por la ciudad data de 1990 y a cargo de una Corporación democrática por lo que no cabe aplicación alguna de la norma del nefasto Zapatero.

En fin, es lo que se lleva desde hace ya tiempo, es lo que hay, por lo que el hecho no supone ninguna novedad. A los de IU y PSOE que gobiernan el Ayuntamiento capitalino se les había metido entre ceja y ceja la depuración ideológica y tampoco les ha resultado difícil sacarlo adelante. Pero que el PP se haya opuesto, como se opondrían muchos zamoranos, no es una trivialidad, como trivialmente ha afirmado el alcalde, Guarido, ni la eliminación ha supuesto ningún acto de justicia política, social y administrativa, pues en todo caso sería solo justicia política, la suya.

También el edil Viñas intervino para negar lo obvio: el resentimiento que preside todas las acciones y actividades de la izquierda más radical y rancia. Según el portavoz comunista, todos los nombres que desaparecen tuvieron vinculación con el régimen de Franco y no son merecedores de distinción ni honores en Zamora.Y esto lo dice quien entregó en el Ayuntamiento una bandera republicana a los sucesores de un brigadista internacional de los que vinieron a apoyar en la guerra, junto a los rusos del carnicero Stalin, al Gobierno de la república salido del pucherazo electoral, ya probado, de 1936. Por lo visto, esa entrega de la bandera tricolor, unilateral y unipersonal, sí que era un caso digno de honor y distinción, no como Pinilla, por ejemplo, que solo hizo la Universidad Laboral.

En cuanto a la retirada de la medalla de oro a Franco, el PP tragó y votó a favor. La mala conciencia de las oligarquías y las élites es cosa vieja. Pero tampoco tiene más importancia, porque lo que en aquella época se hizo por Zamora también está ahí, no solo la Laboral, sino bloques, barrios enteros de viviendas sociales para las clases más humildes, tanto en la capital sino en la provincia. Por no hablar de otros logros innegables, como el seguro obligatorio de enfermedad que llegaba al 90 por ciento de la población. Pero se votó un Ayuntamiento comunista y cabía esperar estas cosas, si bien la culpa de ello la ha tenido, principalmente, la mala o nula gestión de los alcaldes anteriores.

Pero por mucho que lo intenten, por mucho que machaquen desde la televisión, el cine, los libros, la memoria histórica y demás milongas progresistas, por más que se esfuerce la izquierda, por más corrección política en la que se esconda la derecha, no va a cambiar la historia. Y además a la avenida de Carlos Pinilla muchos zamoranos seguirán llamándola avenida de Carlos Pinilla.