No encuentro diferencia alguna entre los de la casta y los de la caspa, convertidos ahora en casta y caspa a la par. Si alguien creyó que el profeta Pablo, redentor de los parias y cabreados, iba a dejar que Errejón siguiese campando libremente por Podemos, se equivocó de medio a medio. A "Pucheritos" lo ha relegado a la tercera fila del hemiciclo y a los errejonistas los ha enviado en bloque al gallinero, para que píen desde allí, para que no molesten, para que no hagan sombra al profeta. Íñigo Errejón le hacía sombra y eso es mucho, demasiado, para el súperego de Pablo. Entre los que ahora contemplan el hemiciclo con la perspectiva que da el gallinero, se encuentra Tania Sánchez, la ex del todopoderoso Iglesias. Pablo ha cambiado el "Juego de tronos" que tanto le gusta por el "juego de sillas" o de escaños que tanto parece divertirle. Con este tipo es con el que quiere pactar y llegar a gobernar, Pedro Sánchez.

A la diestra del profeta se sienta ahora, ocupando escaño Irene Montero, la actual pareja de Pablo Iglesias. Corre por las redes, con la Montero como imagen, un texto que dice: "Los señoritos de antes ponían un piso a sus amiguitas, los progres de ahora les ponen un escaño". Está gente se coloca en familia. Lo que criticaban a los de la casta, lo hacen ellos con total descaro y sin despeinarse. Hay un nepotismo en Podemos de tal magnitud que ríase usted de Pisístrato, aquel tirano griego que gobernó Atenas y que para proteger su poder y planes con el pueblo de Atenas, entregó la mayoría de los cargos políticos y públicos a sus familiares y amigos más cercanos.

Ni siquiera Podemos está basado en la meritocracia a la que aludían tras su irrupción en la política nacional. Por lo que se ve y se sabe, los méritos en Podemos son más cuestión de piel que de otra cosa. El consejo Ciudadano Estatal de Podemos ha hablado y la purga no se ha hecho esperar. No en vano las purgas han sido y son un instrumento de poder político desde que se escribe la Historia. Impensable en quienes llegaban, parecía que con nuevos modos y maneras, para acabar convertidos en un calco o puede que peor de los partidos que están en su punto de mira. Uno el PP para arrinconarlo, desgastarlo y eliminarlo, y otro el PSOE para fagocitarlo.

El sector pablista ha ganado y en su particular juego de escaños, se han ido recolocando los afines. Tanto abrazo a Errejón y lo que en realidad le ha hecho es una especie de "cobra" que ha dejado al pobre Íñigo con la moral por los suelos. El que permanece mudo, dejándose querer, no vaya a ser que si habla, también lo envíen certificado al gallinero, es Alberto Garzón, el que se ha llevado por delante a Izquierda Unida dejándola sin identidad. Alberto mantiene su asiento en la tercera fila y "Marx, que me quede como estoy" porque si al conocido dicho le pongo a su verdadera propietaria: "virgencita, que me quede como estoy", no creo que Garzón me lo admitiera.

Carolina Bescansa también ha perdido fuelle. Su escaño lo ocupa ahora el íntimo de Pablo, Rafael Mayoral. Cuando tenga que dar el pecho a su bebé, lo hará desde la cuarta fila. Claro que desde que perpetraron aquel show convenientemente orquestado, del bebé de Bescansa no se supo más. En fin. La purga podemita es una realidad que no se ha hecho esperar. Tonto el que creyó que todo quedaría como estaba.