No pasa un solo día sin que salte la noticia de un nuevo desaparecido en España. El último, cuando esto escribo, un joven de 22 años, desaparecido en Collado Villalba. Hay desapariciones inexplicables. Ni Policía ni Guardia Civil aciertan a explicarse, al cabo del tiempo, qué pudo pasar. No siempre hay una muerte más o menos violenta detrás de un desaparecido. Las familias son las grandes sufridoras de lo que resulta inexplicable, cuando no media una enfermedad mental, una pelea familiar o cualquier otro asunto que permita una explicación razonable a la desaparición.

Hay quienes argumentan que es cosa de los alienígenas que nos vigilan desde esas naves pocas veces visibles que tanto material han proporcionado al cine y a la literatura. No es nada descabellado pensar en esa posibilidad. Winston Churchill dedicó buena parte de su vida a apoyar la existencia de extraterrestres. Hasta el punto de imaginar otros mundos llenos de vida. ¿Por qué iba a ser sólo el nuestro?

Churchill no fue el único. Antes de que escribiera su ensayo sobre alienígenas, Orson Welles aterrorizó a la audiencia de la CBS con una invasión alienígena imaginada por Herbert Georges Wells. La ufología siempre ha tenido su aquel. En el planeta de Iker Jiménez también tiene cabida la noche de los domingos. El FBI y la Fuerza Aérea norteamericana han dado pábulo igualmente a la existencia de extraterrestres y de su presencia entre nosotros. El gobierno de Estados Unidos, no hablo de Trump sino de algo más serio, ha desclasificado un buen número de documentos de investigaciones sobre ovnis que dan pie a pensar que haberlos, haylos.

No hay más que recordar el Proyecto Libro Azul que tiene un lugar especial en la historia de los ovnis. Por lo tanto, por qué no se pueden achacar muchas de las desapariciones inexplicables de ciudadanos de todo el mundo, con demasiada frecuencia también españoles, de cuya existencia no se ha vuelto a saber a seres venidos de otros planetas. Gente raptada por seres extraplanetarios para su observación y examen. ¿Por qué no pueden ser portales del tiempo u otras dimensiones? De qué si no el misterio que siempre se ha cernido sobre el conocido como triángulo de las Bermudas, en el que han desaparecidos buques de grandes y pequeñas dimensiones y aviones. Que venga Iker Jiménez y trate de explicar lo que no tiene explicación cuando en la desaparición de una persona no median las circunstancias habituales en este tipo de casos.

Hay muchas, demasiadas fuentes creíbles, desde almirantes de la armada a pilotos civiles y militares, gentes de reputación que no han dudado en confesar haber visto ese tipo de naves difíciles de identificar porque no se parecen a ninguna otra conocida ni se mueven de la misma manera. Algo está pasando para que más de diez mil personas desparezcan cada año en España sin ninguna causa aparente. Son 34 ciudadanos al día. Una barbaridad que da para mucho pensar.

Actualmente hay alrededor de 14.000 personas desparecidas en España. Los datos son del Ministerio del Interior. Abiertos permanecen un millar de casos de niños. Otros muchos, concretamente los secuestros y asesinatos se llevan buena parte de la estadística. Pero también están los otros casos, igual de inquietantes, que se pierden en el tiempo o quién sabe si a lo mejor en el espacio. Lo único cierto es que son muchas, demasiadas, las personas desaparecidas en España.