En los años ochenta Joaquín Sabina fumaba besos y porros por el barrio de San Telmo en Buenos Aires soñando que la vieja Europa secara su ropa. Entrados los noventa, yo los fumaba en Salamanca, pero sin besos que me incitasen a leer a Borges, me instruía en la poesía callejera del rock transgresivo, y si Bob Dylan se llevó el Nobel de Literatura (aquí fuman muchos) quién sabe de cuantos futuros laureados habré bebido. En Massachusetts la marihuana es legal y las calles de Boston me recuerdan mis años mozos por Ámsterdam sin más preocupación que sacar un papelillo, preparar un cigarrillo y una china "pal" canuto de hachís. Se dice que cuando fumas un porro es como encender la radio y aunque ya no fume por activa, por pasiva cojo la frecuencia modulada y con una sintonía machacona del grupo español SKA-P: "Tocamientos, sacramentos, felaciones, juramentos/te enseño mi doctrina en forma de erección/abuso de los niños, perversión y puro vicio/bajo mi sotana puedes encontrar a Dios", he pasado tres semanas en un bucle retroalimentado. En síndrome de abstinencia bemol, mi cerebro al fin reaccionó a la letra anterior que me taladraba que la ropa no se secó en Europa sino que los trapos sucios parecen airearse ahora. Digo airear porque no hay mucha voluntad,¡ni puta falta que hace! según algunos, de que se haga la colada.

Todo cristo en Zamora parece estar indignado por lo acontecido en el seminario menor de la Bañeza en los años ochenta, donde varios niños sufrieron los abusos sexuales por quien fuese el cura de Tábara y de mi pueblo. Es tal superlativa la indignación, que todos apelan al castigo divino como única penitencia para el cura. Al alimón, todos recalcan que el delito ya ha prescrito para la justicia ordinaria porque han pasado más de veinte años. Para que un delito prescriba primero tiene que haberse tipificado como tal, y hasta ahora el cura ni siquiera ha sido imputado, es decir, no puede prescribir lo que no se ha recetado. Por otro lado, la Iglesia ha juzgado correctamente al cura acorde al derecho canónico, en concreto el canon 904, conocido como derecho de solicitación del latín "crimen sollicitationis". Con este canon, la Iglesia juzga a sus ministros en casos de abusos sexuales reportados por sus víctimas. Las penas van desde ser apartados de oficiar misa hasta privación de asistencia. Al cura de Tábara le ha caído la más leve: privación de oficiar por un año. Por otro lado, el canon otorga a la víctima a pedir el derecho de solicitación de forma secreta a la Iglesia acerca de lo sucedido en un plazo de treinta días. De no hacerlo en dicho plazo o de romper el secreto, la víctima es sujeto de pena de excomunión. Resumiendo, la Iglesia juzgó y castigó al sacerdote adecuadamente,y ahora las víctimas son sujeto de doble pena de excomunión por no ejercer entonces el derecho de solicitación y por romper ahora el secreto. ¿Estás de coña? No.

Si el derecho canónico ha juzgado al cura por sus actos reconocidos, amén de aplicarle una pena tipificada, ¿qué inconveniente tiene el código penal y tirar de jurisprudencia? Dios castiga a los malos, pero mejor sería que un juez terrenal, sacase al cura de la sotana, y en pelotas como al resto, lo sentase de frente como al que vende preferentes. Por otro lado, el Tratado Internacional de Roma tipifica los abusos sexuales como crímenes de lesa humanidad o crímenes en contra de la humanidad, por tanto imprescriptibles. Asimismo,las secuelas siguen vigentes en las víctimas. De esta manera solo la superación de estas o la muerte, dejaría al causante impune y para muestra, Roman Polansky, quien abusó de una menor en EE.UU en 1978. Fue detenido en Suiza en 2009 y ahora, "libre", en Francia, sigue pendiente de extradición al país americano para ser juzgado.

Y es aquí donde debería estar la indignación de cualquiera que tenga seso en la sesera y no agua bendita, no en que el cura pedófilo fuese el de mi pueblo o que le hiciesen un homenaje sin avisar, sino el hecho de que no pague en vida por sus actos. Otra cosa es que las víctimas quieran plantar batalla legal a la iglesia que sería como enfrentarse a una peña, pero el código penal y el derecho internacional les respaldan. En lugar de acusar a un sacerdote deberían poner diligencias contra fulano de tal, con el agravante que como cura ha reconocido sus fechorías ante el tribunal eclesiástico. Pero para esto hay que vencer al miedo y a la vergüenza donde la Iglesia juega con ventaja.

Me pongo como ejemplo de chaval que creció en un pueblo con un cura de mano izquierda abierta para pedir y de puño derecho cerrado para repartir comunión sin haber recibido la Primera. Yo no fui a estudiar de chiripa al seminario de la Bañeza, cuyo director, también de mi pueblo y acusado de mirar para el otro lado, por entonces me había ofrecido plaza?¡ufff! En este triángulo vicioso entre el cura de tu pueblo que te zurra, el del seminario que te mete mano y el director que aparta la vista o mira por un agujero, según se tome, retroalimenta una angustia que te arrastra de por vida, hasta el punto, que las víctimas han tardado treinta años en venirse arriba.También estos días en los foros muchos se apresuran a decir que las víctimas lo inventan para ofender a la Iglesia o que si algo van buscando o que si este es un caso aislado y que no hay más o... Ojalá sea así, pero la misma nariz que huele si la marihuana está en su punto, presume que esto es solo la punta de un tremendo iceberg.

La Iglesia ha seguido sus propios cauces, como el "crimen sollicitationis", para juzgar los casos de pederastia desde la Edad Media sin que la Justicia convencional intervenga. Juan XXIII atisbó un cambio en el proceso. Posteriormente, quien para mi fuese uno de los más grandes pensadores del siglo XX, el papa Juan Pablo II, abrió una vía para que los casos de pederastia fuesen juzgados por la justicia ordinaria. Pero como todos saben Ratzinger dio carpetazo poniendo punto y final al final del "crimen sollicitationis", es decir la ropa sucia se lava y se seca dentro para que no deje mal olor. Aquiescente el actual papa, quien en lugar de incienso parece ponerse con cannabis, y tras comprobar que los abusos se efectuaron en La Bañeza, despachó por carta a una de las víctimas pidiendo perdón por lo ocurrido en vez de remitir el caso al juez. Sí, Francisco, sí, tú al igual que Obama, mucho de pico y poco de pala.

¿Qué decir del actual obispo quien en vez de denunciar los actos a la Benemérita, permitió que Tábara organizase un homenaje al pederasta? Yo me veo en los pantalones de mis queridos vecinos y la cara de gilipollas tuvo que ser de antología. Afortunadamente se desmarcaron, con su alcalde San Primitivo al frente y con un par, de todo el mal olor que dejó semejante mojón del nuncio pontifical. Sin embargo, el prelado seguirá unciendo el santo crisma a los chavales de la diócesis. Yo me pregunto cuántos padres consentirán que el actual obispo de Astorga imponga su mano a sus hijos. No soy quien para criticar lo que cada uno permita a sus retoños, pero sí para apuntar claro que cada padre que consienta al actual obispo confirmar a su chaval, tragará , pues "tanto peca el que roba en la huerta como el que vigila en la puerta" y el prelado de Astorga y su predecesor van bien puestos? Añadir que en el año 2011, el grupo SKA-P actuó frente a la casa del cura en Tábara escandalizando con sus letras directas en lo que olía a premonición, y la clavaron. Aunque también es más probable que vaya al trullo el letrista de la banda por escribirle una canción, que el cura por pederasta (a veces hasta algunos jueces pareciera que también se colocan).

Quiero terminar enfatizando que por más que sea un dogma, ni el arrepentimiento en el causante ni el perdón en la víctima existen, y a nuestro señor Jesucristo y a Judas, me remito. Para casos como el que nos atañe, Mateo en el Nuevo Testamento indica nítidamente y sin lugar a duda el plan B a seguir por los discípulos que yerran en su conducta. Decía Jesucristo: "Dejad que los niños se acerquen a mí" y el cura de Tábara erró en la distancia y no por miopía. Robe Iniesta, poeta callejero inexpugnable y reencarnado en Jesucristo García, se fumó un porro de bellota y tras robarle un fragmento a Mateo,el 27:3-8 para ser más exacto,escupió una de sus tantas de antología "anda y cuéntale a tu diosecito que aquí huele a mierda/ y dijo Judas: solo necesito un trozo de cuerda". En los evangelios no figura que nuestro señor Jesucristo perdonase a Judas, quien se cree quedó a merced del perdón divino... Por supuesto tras marcar precedente ejecutando a rajatabla el plan B establecido.