Ángel Bariego comprendió, defendió y apostó "a la grande", con muchos años de ventaja respecto a los demás, que el sector ovino de Castilla y León podía y debía ser un potente instrumento de generación de riqueza en la región; y de garantía de permanencia y sostenibilidad de los ganaderos en el medio rural.

Por eso, adelantándose en el tiempo, creyó firmemente en el poder de la unión entre los ganaderos y en la necesidad de que éstos fuesen capaces de controlar la mayor cantidad posible de los resortes de la utilización industrial y comercial de las producciones de sus explotaciones ganaderas; vislumbró una avanzada e innovadora estrategia de integración cooperativa y de desarrollo industrial del sector. Trabajó y luchó incansablemente por implantar un sector interprofesional, unido y en defensa de los intereses del eslabón más débil de la cadena de valor del queso y de la carne: los ganaderos de ovino.

Eran largas las mañanas, o las tardes, incluso, ya anochecido, las mesas de discusión donde trazaba un plan para hacer realidad este sueño. Siempre eran primero las personas; y las puertas abiertas y una mesa, si de mus, mucho mejor. Y el cenicero a rebosar, y el café que no faltara. Le daban las once y antes de ir a casa, en la puerta, abajo, al fresco o al frío, mirando arriba al cielo, un cigarrito con los ángeles.

Muchos trabajamos en la actualidad siguiendo esa estela; y por eso somos muchos los que hoy estamos obligados a decirle a Ángel Bariego: Muchas gracias Ángel? Digamos que reunía. "Ayer soñé que veía a Dios y que a Dios hablaba; y soñé que Dios me oía... Después soñé que soñaba". A.Machado.

José Antonio Asensio y el resto de miembros del Consorcio de Promoción del Ovino Sociedad Cooperativa