Aunque durante los últimos días los medios se han centrado en los congresos de tres de las principales fuerzas políticas (Ciudadanos, Podemos y PP), la batalla trascendental tendrá lugar en unos meses, cuando se celebre el cónclave del PSOE. Y las cosas no son tan evidentes como lo eran en octubre, tras el descabezamiento del anterior secretario general, Pedro Sánchez.

Por ahora, solo hay dos candidatos a hacerse con el mando del partido: Patxi López, exlehendakari y expresidente del Congreso, y el propio Sánchez. Y es que, aunque parezca sorprendente, la candidata que todos daban por segura y presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, aún no ha dado el paso para competir. Y esta situación, inverosímil hace cuatro meses, ¿por qué?

En el caso de López, da el salto con la confianza de que Sánchez no se presentará y apareciendo como una "tercera vía" entre el exsecretario defenestrado y la baronesa del Sur, no bien vista en determinadas zonas de la periferia. Sánchez se lanza cuando, tras constatar que tiene apoyos entre la militancia, comprueba que los afiliados del PSC, finalmente, sí que podrán votar en las primarias.

Y aquí surgen las dudas de Díaz, que ha iniciado tanteos con López para formar un tándem que derrote a Sánchez, al ver que no podrá materializarse el paseo militar que esperaban sus fieles.

Al final, esto importa por una razón: si se impone una línea oficialista, partidaria de la gobernabilidad y poco amiga de contemporizar con Podemos o independentistas (Díaz/López), Mariano Rajoy sabe que contará con el PSOE para los Presupuestos y optará por una legislatura larga; en cambio, de ganar Sánchez, no tiene dudas de que el PSOE viraría a la izquierda? lo que podría forzar una convocatoria de elecciones este mismo año. Así que todos a esperar qué sucede en las turbulentas aguas socialistas.