Este fin de semana pasado hemos estado alojados en el Parador de Zamora con unos amigos. Por motivos de salud llevamos sin salir de Madrid seis meses, teníamos reservado desde octubre y nunca pensamos que el problema de mi marido iba a llegar hasta este fin de semana de febrero. A pesar del mal tiempo todo hubiera estado bien si no hubiera sido porque el sábado día 4 hubiéramos necesitado de las urgencias medicas, y ahí es cuando vimos el buen talante de los zamoranos, desde los trabajadores del Parador hasta el personal del Centro de Salud Santa Elena, sin olvidarnos del taxista, la farmaceútica y hasta una clienta de la farmacia que llamó desde su móvil a un taxi para que nos recogiera y nos llevara de regreso al Parador.

Al llegar al Centro de Salud y explicar al responsable de recepción el problema de salud de mi marido (obstrucción de sonda vesical), fue atendido de inmediato por el personal sanitario (enfermeras y médico), sacándole la sonda y poniéndola otra nueva, e incluso recetándole medicación. Todo ello con una amabilidad y delicadeza de la que no estamos acostumbrados.

Es por lo que, aplicando el dicho de que "es de buen nacido estar agradecido", escribo estas palabras para, de alguna forma, mostrar nuestro agradecimiento a esa ciudad. No siempre han de ser quejas, de las que enseguida estamos dispuestos a formular los ciudadanos de este país.

Gracias de todo corazón.

María del Carmen Rus Martín (Madrid)