Cuanta verdad encierra el conocido dicho. El ex secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, asegura que "nunca" un socialista será su adversario. Insiste mucho en la fraternidad entre la familia socialista, en la necesaria unidad de un partido, que se desmembra, fundamentalmente, gracias al propio Sánchez, y sobre todo reclama en sus comparecencias la unidad del cada vez más desunido Psoe, entre otros gracias a Sánchez. Asegura a todos cuantos acuden a oírle que cuando vuelva a liderar el PSOE, lo será "de todos y cada uno de sus afiliados". Miente. Y miente como un bellaco quien constantemente arremete contra la gestora que evitó su pacto in extremis con Podemos en ese incontenible afán suyo por gobernar un país, España, que se hubiera ido directamente a la mierda.

Pedro Sánchez miente. El lenguaje no verbal es claro. Ni le acompaña la mirada, ni el rictus de los labios, ni sus expresiones ni, por supuesto, sus palabras. Si es verdad que "nunca" un socialista será su adversario, cómo es posible que desde sus filas, aupados por el mismo Sánchez, los pedristas sigan tratando una y mil veces de desacreditar a Patxi López, en esta ocasión, aireando el uso que hace del coche oficial. Sánchez está haciendo mucho ruido en sus viajes, como lo hacen Odón Elorza y compañía. Por cierto de este último nunca se supo muy bien si iba o venía en su etapa como alcalde de Donosti.

Lo que temen muchos socialistas de bien, gentes con verdadero sentido de Estado, que no quieren un Psoe radicalizado, porque a sus ciento y pico años de edad es un partido más que maduro, con experiencia de gobierno y no necesita los extremos para nada, que Pedro "enfangue" las primarias. "Porque eso es lo que busca", dicen. La situación actual les preocupa porque el intento de la gestora de restañar viejas heridas choca con la presencia de quien reaviva constantemente la crispación, de quien juega al "divide y vencerás", de quien hace de su capa un sayo, de quien práctica el ande yo caliente y jódase la gente, esto último en versión política, y que no es otro que el ex. Metieron el caballo de Troya en casa y están sufriendo las consecuencias.

El Partido Socialista Obrero Español, tiene el enemigo dentro. Y mientras Susana Díaz, contra la que también se ha orquestado de forma desatada una campaña de desprestigio por parte de los pedristas, representa la baza del "realismo impuesto por la matemática de las urnas y los problemas reales de España", Sánchez a lo suyo, a calentar los ánimos de la militancia con una estrategia torticera, enfermiza y tan simple como el propio ex secretario general, basado en el ataque frontal y devastador contra el Partido Popular, miembro del eje del mal nacional y europeo y el único al que hay que aislar y batir y si es posible, hacerle desaparecer. Y la militancia tan contenta, y los palmeros dándole jabón y señalando con el índice acusador hacia Mariano Rajoy cuando el problema lo tienen en quienes siguen buscando el sorpaso.

Y mientras Pedro divide para tratar de vencer con el lavado de cerebro constante de sus seguidores,, Mariano, a los cien días de gobierno, gana escaños. Sube lo que PSOE baja. Porque toda la militancia del Psoe no es la que sale en la tele jaleando a Pedro. Sólo que Pedro no quiere enterarse. Su señora quiere ser inquilina de La Moncloa y el esposo está haciendo lo indecible porque así sea, provocando la fractura del Psoe.