Es tiempo de congresos para los partidos, y si Ciudadanos acaba de celebrar su asamblea casi a la búlgara, tras las primarias, con todo atado y bien atado, y con escasa repercusión por lo tanto, comienza ahora la cuenta atrás, a celebrar ambos en los mismos días, hacia los dos encuentros más importantes: el del PP, tranquilo hasta más no poder, y el de Podemos, con sus dos líderes a la greña. Y es que los partidos suelen reflejar de manera ciertas los caracteres e identidades de sus dirigentes, igual que los perros suelen ser un fiel reflejo de sus amos.

El congreso de C´s poco ha dado de sí, como cabía esperar, tras unas primarias sin interés ni apenas participación, pues a Rivera nadie le disputa su liderazgo, así que todo se ha limitado, sobre poco más o menos, a debatir la linea del partido, a refundar su ideología de centro progresista, a otorgar nuevos cargos directivos, y todos contentos. Por si no estaba claro, que sí lo está, se ha impuesto la idiosincracia liberal por encima de la socialdemócrata. Y es que tras el intento de pacto con la izquierda del PSOE para la investidura de Pedro Sánchez, el camino estaba marcado. Por lo demás, Rivera fue triunfalista y auguró que su partido no tardara en llegar a la gobernación. Pero milagro será si en próximas elecciones consigue mantener los escaños actuales.

Complicado, y mucho, se presenta, sin embargo, el congreso convocado por el tercer partido del panorama político español: Podemos, con una pugna que sí comenzó con el desacuerdo de Errejón con el jefe supremo, Iglesias, por la estrategia mantenida en la fallida investidura de Sánchez, ha acabado y ya sin disimulos, en una lucha por el poder, cada cual con el apoyo de sus adeptos, aunque lo más fácil es que tras tanto ruido apenas haya nueces y todo siga igual que está. Lo que no puede negarse es como Podemos, que iba a ser tan diferente, ha ido cayendo en todos los vicios que achaca a los demás, incluida la habitual desunión de las izquierdas. Iglesias, contra el sentir de Errejón, su número dos, y muchos de sus votantes, no se abstuvo en la investidura de Sánchez, votó en contra, lo mismo que hizo el PP, y ello propiciaría al final un nuevo mandato de Rajoy.

En cambio, la reunión del PP será como un oasis, casi a la búlgara también, teniendo en cuenta, además, que el partido conservador y liberal -conservadores para lo que que quieren y liberales para lo que les da la gana -, de centroderecha, no celebra elecciones primarias, lo que supone que al líder nadie le tose y que en razón de los comportamientos se moverá en un sentido o el otro el dedo a la hora de los nombramientos. La incógnita está en si Cospedal seguirá siendo secretaria general, ahora que también es ministra. Se especula, en los últimos días, con que pudiera continuar en el cargo, si bien contando con Maíllo al lado, en calidad de coordinador general. Ya se verá, aunque el zamorano es el único de los vicesecretarios jóvenes que ha dado la talla, muy por encima de los demás. Debiera ser el candidato para sustituir a Herrera en Castilla y León dentro de un par de años.