El asunto no es nuevo. Tanto, que llevamos siglos repitiendo las majaderías que nos contaron en su momento hasta el punto de que ni siquiera nos cuestionamos otra versión.

Algunos ejemplos:

Nerón nunca quemó Roma. Está demostrado que se encontraba pasando el verano en su villa de Anzio, a unos 50 kilómetros de distancia (que en aquella época suponía varias horas de viaje). Cuando al fin llegó a Roma se encargó de organizar las tareas de extinción, de evitar los saqueos a edificios en ruinas y de habilitar espacios públicos para acoger a los heridos y a las gentes que habían quedado sin hogar. Tampoco es cierto que arrojara a los cristianos a los leones, pues esta tradición comenzó unos 50 años más tarde.

La tan famosa quema de brujas llevada a cabo en la antigüedad no sucedió durante la oscura Edad Media, sino durante el floreciente Renacimiento. Pero es igual. La verdad nunca le importó a nadie, sino lo que de ella se pudiera obtener, igual que la vaca nunca le importó a nadie, porque lo único que contaba eran la leche, los terneros y las chuletas.

Ahora estamos en las mismas. Nos cuentan que la luz sube porque se exporta a Francia. Nos cuentan que la justicia es igual para todos mientras es más fácil juzgar a una infanta que a un Pujol. Nos cuentan que la economía va mejor mientras la gente, incluso la que trabaja, es cada día más pobre.

A saber qué diablos contarán los libros de historia en cien año. O las televisiones en cinco, porque la memoria cada días es más corta...

A lo mejor, nada. Sería una opción interesante.