Hace unos días leí lo que entiendo fue una inocentada, que el Ayuntamiento de Madrid va a erigir un busto al dictador cubano Fidel Castro en el barrio de Hortaleza. El mismo día me enteré de que el Ayuntamiento de Zamora ha decidido quitar el nombre de una calle a Carlos Pinilla, nacido en Cerecinos del Carrizal, cuya madre, Mercedes Turiño, era natural de mi pueblo Pajares de la Lampreana, en donde tiene una calle y una placa en la fachada de la casa donde nació.

Conocí personalmente a Carlos Pinilla alrededor de los años cincuenta del siglo pasado. Era yo un niño. Fue a Pajares a inaugurar el depósito del agua y unas cuantas fuentes distribuidas por el pueblo que se erigieron gracias a su mediación. Cuando se realizó una red de distribución del agua en las casas, desaparecieron las fuentes, pero se siguió usando la caldera. Aunque actualmente ya no se emplea como depósito de agua, sigue en pie. Es el testimonio de una obra magnífica, que favoreció el consumo de agua potable en el pueblo; hasta entonces se extraía de los pozos particulares que había en casi todas las casas.

Muchos años más tarde, en marzo de 1976, envié a Pinilla una carta y el Suplemento Dominical de "ABC", en el que publiqué un reportaje titulado "El arte olvidado de los pueblos" para dar a conocer el lamentable estado en que se encontraba la imagen románica de la Virgen de Templo, patrona de Pajares de la Lampreana y de la Tierra del Pan. Pinilla era entonces delegado del Gobierno en Campsa. Hice lo propio con el presidente de la Diputación de Zamora, Juan Seisdedos Robles, con la directora de la Biblioteca Pública de Zamora, Ursicina Martínez Gallego, y con Herminio Ramos, al que visité personalmente en su despacho en el Ayuntamiento de Zamora. Herminio no solo me atendió cordialmente, sino que también apoyó con entusiasmo la iniciativa.

Todos ellos me manifestaron un gran interés por la restauración de la talla, que se encontraba en un lamentable estado, y así me lo comunicó el entonces alcalde de Pajares, Vicente González. Me dijo en una carta textualmente: "Pinilla tienen verdadero interés y hace unos días se presentaron en esta localidad el alcalde de Zamora y una señora que dijo ser de Bellas Artes, la cual manifestó también la idea de que fuera restaurada". De hecho, la imagen se restauró pocos años después y posteriormente las tablas policromadas del retablo de la ermita que acoge a la Virgen del Templo.

Creo que la mayoría de los zamoranos tenemos un recuerdo entrañable y un sentimiento de agradecimiento a Carlos Pinilla, promotor de las universidades laborales en España, cuando era subsecretario del Ministerio de Trabajo (entre 1945 y 1951), como la de Gijón, Córdoba y de la propia Zamora, la quinta Universidad Laboral de España; en ella se imparten actualmente estudios de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y de Bachillerato. En estas universidades se han formado miles de jóvenes españoles de clases humildes y de labradores, entre ellos el cantante Joan Manuel Serrat, el poeta Antonio Colinas, el actor Eusebio Poncela, el catedrático Desiderio Vaquerizo Gil.

No voy a entrar en los tejemanejes ideológicos que subyacen en estas decisiones de quitar nombres ilustres a calles en una ciudad como Zamora, pero sí quiero manifestar mi pesar por intentar con ello arrinconar en el olvido a personalidades que, por encima de su adscripción política, contribuyeron a favorecer la promoción cultural de las capas más desfavorecidas de la población. Me quedo con la imagen amable de Carlos Pinilla, nacido en la Tierra del Pan, porque, por encima de tener o no el nombre de una calle en Zamora, fue un gran valedor de la clase obrera.