Parece ser que la campaña para boicotear la película de Trueba ha tenido su efecto, negativo para la taquilla, positivo para todos cuantos nos sentimos insultados ante el reiterado insulto del director apátrida. Todavía está en la mente de muchos su chulería, su altanería, su incoherencia permanente cuando al recibir el Premio Nacional de Cinematografía soltó aquel insultante: "Nunca me he sentido español. Ni cinco minutos de mi vida". No es de extrañar que muchos españoles no se sientan "truebistas" y hayan decidido boicotear su recién estrenada película "La reina de España" y, a partir de ahí, todas las demás. Empiezo por decir que lo de servidora con Trueba es de antes de manifestarse de modo tan vergonzoso.

Y digo vergonzoso porque, si es verdad que el cineasta madrileño ni un solo minuto de su vida se ha sentido español, cuán pronto olvidaba su nacencia cuando de acceder a las cuantiosas subvenciones ministeriales se trataba. Subvenciones que han superado con creces los cuatro millones de euros o accediendo a recibir el premio de la discordia, dotado con treinta mil eurazos, tratándose como se trababa de un premio nacional, es decir, de un premio español, con todos los honores y toda la parafernalia crematística que conllevaba. Fue una incoherencia interesada, como siempre que estos progres de pacotilla abren la boca. Lo que no sé es cómo no se ha exiliado a Francia, Italia o, por citar un país más cercano, a Portugal. Quizá porque las autoridades de los países citados no son tan imbéciles como las nuestras que dan premios a los más desagradecidos, a los culo mal asiento a todos aquellos que protestan por todo porque ni con subvenciones ni sin ellas tienen sus males remedio.

Y sus males pasan por una especie de odio larvado a España. Pobre país nuestro, ¿qué ha podido hacerle España a Fernando Rodríguez Trueba, que así se llama el madrileño? Encima de Madrid. Eso es lo más incomprensible. Ni me alegro ni me entristezco porque el estreno de su película no haya sido bien recibido. Donde las dan, las toman. Somos todavía más los españoles que amamos nuestro país, que lo defendemos y queremos y que somos bastante más agradecidos, sin subvenciones conocidas o por conocer, que los Trueba de turno que están a por todas.

Vayan por delante unos cuantos titulares aparecidos en distintos medios que dejan bien a las claras el descalabro: "Fernando Trueba se estrella en taquilla con "La reina de España"", "El castañazo de Trueba con "La reina de España", ¿boicot o falta de interés?". A lo mejor se han producido las dos cosas.

Creyó Trueba que sus palabras le iban a salir gratis. Pues, se equivocó de medio a medio. Llamarle mal nacido, en su caso, no sería un insulto a tenor de lo que dice el viejo refrán: "de bien nacidos es ser agradecido". Y ni los treinta mil euros del premio ni los más de cuatro millones de euros en subvenciones recibidos con anterioridad sirvieron para arrancarle una sola palabra de gratitud. Ahí tiene la respuesta.