Tras su defenestración como secretario general del PSOE y su posterior renuncia al escaño, Pedro Sánchez, que había sido el candidato socialista a la investidura como presidente del Gobierno, anunció públicamente que se iba pero que volvería, que cogería su coche e iría por los pueblos para reunirse con los militantes de su partido y poner en marcha la petición de un congreso urgente y la elección de un nuevo secretario general. Y ha vuelto ahora. Tras dejar por medio un paréntesis prudente y lógico. O sea, que no se ha retirado como preveían satisfechos algunos de los que participaron en su derrocamiento para poder ayudar a gobernar al PP, el compañero del bipartidismo con el que les unen tantas cosas -sobre todo, prácticas- como las que les separan, que no son tantas y cada vez menos. Ha salido ya Sánchez a la carretera, ha elegido la zona de Valencia y allí se ha reunido con bases socialista, que le recibieron al grito de "No es no" y "Presidente, presidente" para afirmar públicamente que el tiempo de la Gestora del PSOE se acabó.

Entiende que urge el cumplimiento de lo acordado y de lo establecido y por ello reclama el antiguo secretario general la convocatoria del congreso socialista y de las elecciones primarias de las que debe surgir la nueva dirección del partido, ahora descabezado y a la deriva. Hasta el lento Rajoy se les ha anticipado en la llamada a los suyos para que las cosas continúen como están. No saben los de Sánchez qué es lo que pretenden los de la Gestora, si bien temen que de lo que se trate es de ganar tiempo, pese a la patética imagen que siguen ofreciendo, para ir apuntalando la minoría del PP, pues saben bien que si se convocan nuevas elecciones, Rajoy iría a más y el PSOE iría a menos todavía. Por ahora, sus diputados van sacando algunas cosas desde la oposición, como la retirada de la Lomce para una reforma conjunta, aunque habrá que verlo, pero se supone que a cambio de otras, en todo caso. El PSOE dispone además, según se supo en los días de la crisis, de 100.000 firmas de militantes pidiendo el congreso y las primarias, que serán presentadas en el seno del partido en cuanto se verifique la exactitud y legalidad de las firmas. Por todo lo cual cabe suponer que un poco más pronto o más tarde, la Gestora habrá de ceder y convocar la cita que se exige de acuerdo con los estatutos del partido. La cuestión será entonces ver quiénes de verdad optan a las primarias. Se supone que Sánchez, aunque bastantes lo dudan por considerarle ya quemado y desmoralizado por todo lo ocurrido.

Queda Susana Díaz, que nunca dice ni que si ni que no, pero que sigue siendo la favorita si se presenta. Como mal menor, sin ningún entusiasmo. Al parecer su carrera sindicalista y política está llena de intrigas como la que está protagonizando. Descartado Borrell, que ha sido imputado por su cargo en la empresa Abengoa, aunque pudiera apoyar al excandidato si este decide dar el paso al frente. Patxi López pudiera ser una opción a tener en cuenta. Y luego, los tapados, que los habrá. Pero tanto Sánchez como los demás habrían de aclarar antes sus intenciones con respecto a Podemos.