Dicen los expertos en Herrerología que ha comenzado la Guerra de Sucesión. Otra más y van? En esta tierra pasan tan pocas cosas, y tan previsibles, que basta que Juan Vicente Herrera repita eso de que hace falta savia nueva y que él no es eterno (o frases parecidas) para que se desaten rumores, especulaciones y runrunes y para que algunos comiencen a cavar trincheras por si ataca el enemigo. Ocurrió hace unos días, casi coincidiendo con el anuncio de que el PP celebrará su congreso nacional allá por febrero. Y, claro, tras el nacional vendrán los regionales, los provinciales, los comarcales y así sucesivamente. Entre los regionales, obviamente, el de Castilla y León, que suele llegar precedido de cierto morbo, aunque luego tiene menos emoción que ver girar una hormigonera. Siempre se saben de antemano el final, los pasos intermedios, los cambios, los añadidos? Bastante aburrimiento, como hemos podido comprobar los periodistas cita tras cita, desde aquel Aznar más castellano-leonés que el Cid hasta el imperturbable Herrera pasando por los inenarrables y profundísimos discursos de Lucas.

Esta vez -dicen los entendidos- será distinto. Todo apunta a que Herrera no se presentará y entonces habrá que elegir a su sucesor; y entonces se sabrá, lógicamente, quién será el candidato a la Presidencia de la Junta y quiénes serán los posibles consejeros; y entonces conoceremos quién o quiénes ganarán la batalla interna; y entonces, por el desenlace y por las opiniones, intuiremos si se acaba la pelea o si, soterrada, continuará por los siglos de los siglos; y entonces? Todo un mundo de cábalas, quinielas y pronósticos se abre para periodistas y políticos mientras la gente de a pie, ajena a estos entretenimientos, se encoge de hombros y parece decir:

-Bueno, lo que sea sonará; ya nos enteraremos de balde.

¿Y es para tanto? Hombre, la Presidencia del PP regional es importante por sí misma y, especialmente, porque, desde 1987, ha conducido a la Presidencia de la Junta, salvo los breves intervalos de Jesús Posada y la primera etapa de Juan Vicente Herrera, aun con Lucas, ya ministro, a los mandos del partido. Y esa importancia se abre a todo tipo de elucubraciones y da lugar a todos los nervios del mundo entre quienes aspiran a lo máximo o, al menos, a ascender en el escalafón. Si ganan los míos, algo caerá. Pero esa misma importancia obliga a la cautela, a la prudencia y a no descubrir las cartas antes de tiempo. Ya lo dice el proverbio: la cabeza que sobresale es la primera que se corta. Pues, eso.

Quizás por ello, esta vez la cosa se ha quedado en una simple tormenta de aire. Ni rayos, ni truenos, ni lluvia, ni granizo. Herrera dijo lo que dijo; hubo guiños, interpretaciones y demás durante dos o tres días y se acabó. ¿Se acabó? Que va, que va. Los ejércitos se están armando a la espera de lo que tendrá que venir. ¿Cuándo? Ahí está el lío perejil. Herrera ya manifestó algo parecido hace ocho años, hace cuatro y? todo sigue igual o parecido. Y sigue igual porque no hay un sustituto claro y porque, a la hora de optar por un relevo, el PP está dividido y no se vislumbra un líder con autoridad moral suficiente para terminar con las luchas intestinas. ¿Pudo serlo Rosa Valdeón y por eso sus "amigos" de Zamora se le tiraron a la yugular aprovechando el control de alcoholemia?, ¿qué fuerza tiene ahora el llamado Bando de la Raya una vez que Maíllo mira más a Madrid que a Castilla y León y que Fernández Mañueco tiene más contestación de la que creía?, ¿podrá aspirar a algo más que segundón José Antonio de Santiago-Juárez sabiendo como sabe que un vallisoletano, méritos aparte, genera bastantes recelos en el resto de las provincias?

Muchas incógnitas. Hace tiempo que yo aposté, y me ratifico, que el PP terminará nombrando presidente regional y candidato a la Presidencia de la Junta a Antonio Silván, actual alcalde de León y exconsejero de Fomento. Creo que es quién menos rechazo suscita entre las diversas facciones y quién más consenso aglutina. Pero Herrera no mueve ni un músculo, lo que todos interpretan como que nadie está descartado. Creo que el presidente se divierte con estas situaciones. Solo él sabe lo que va a hacer. Y, por tanto, tienen que hacerle gracia las especulaciones, los rumores, los ecos y los movimientos, o silencios, de los que andan al olor de la sardina, pero no se atreven a quitarle la espina.

Y en esas estamos. Con don Juan Vicente jugando a las adivinanzas y los demás estudiando para profetas y cursando 1.º de Herrerología y 2.º de PPlogía en la Universidad de Educación a Distancia. Y hasta dentro de medio año, cuando se celebre el congreso regional, no sabremos las notas. Y sospecho que habrá pocos aprobados. Los misterios son así de raros.