La libertad religiosa es un derecho fundamental de todo ser humano. Decía Benedicto XVI que "el derecho a la libertad religiosa se funda en la misma dignidad de la persona humana". Pero más allá de las fronteras de la Iglesia, la misma Declaración Universal de los Derechos Humanos defiende este derecho en su artículo 18. Igualmente la ONU protege la libertad religiosa al proclamarla en la Asamblea General del 25 de noviembre de 1981, en el artículo 6. Solo recuerdo aquí dos apartados del citado artículo que subrayan otras dos libertades religiosas: la de escribir y difundir publicaciones y la de enseñar la religión. Libertades que parecen seguir fastidiando a algunos que presumen de demócratas y liberales al estilo más puramente fascista; es decir, queriéndonos tapar la boca en los medios o ejerciendo la burla y la amenaza sin salir del cobarde anonimato.

Desgraciadamente eso está ocurriendo; muy cerca de nosotros y también en 60 países del mundo con gran sufrimiento. En concreto, el cristianismo es la religión más perseguida de todo el planeta. En el siglo XX ha habido más mártires que en los diecinueve anteriores juntos. El 75 % de los cristianos sufren a causa de su fe; 200 millones de cristianos en todo el mundo son perseguidos a causa de su fe; 1 de cada 10 cristianos vive en un ambiente político, social o religioso que, por el simple hecho de ser cristiano, es causa de discriminación.

Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN, fundación de la Santa Sede) viene elaborando a nivel internacional su "Informe de Libertad Religiosa en el Mundo" (desde 1999) con información completa y actualizada sobre el cumplimiento de este derecho en 190 países de todos los continentes. Recomiendo al lector consultar dicho Informe en Internet. El texto denuncia algunas violaciones y es una útil herramienta de sensibilización social hacia los cristianos discriminados o martirizados. No hace mucho decía el papa Francisco: "Cuando oigo que tantos cristianos en el mundo están sufriendo, ¿soy indiferente, o es como si sufriera uno de mi familia? Cuando pienso u oigo decir que muchos cristianos son perseguidos y hasta dan la vida por su fe, ¿esto toca mi corazón, o no me llega?". Y lanza una última reflexión: "¿Cuántos de ustedes están orando por los cristianos que son perseguidos?".

Eso es precisamente lo que hemos estado haciendo con especial intensidad en las últimas semanas, tanto en las parroquias de la capital zamorana como en algunas otras de la zona rural. Algunos, además, hemos tenido la suerte de contar con un testimonio de valor y perseverancia por parte de un joven sacerdote católico chino que ha sufrido, en su propia carne, la violencia del comunismo en su país. Desde aquí, para él, nuestro aplauso agradecido.