Cuando este viernes tomen posesión los nuevos ministros del Gabinete de Rajoy no hay tiempo que perder para afrontar los desafíos que tiene el país, en un contexto parlamentario muy atomizado y ante un escenario internacional complejo. El grado de corresponsabilidad de cada partido será el que determine al final si la necesaria gobernabilidad es una mera entelequia o, por el contrario, la tabla de salvación con la que poner punto y final al estado de ralentí que nos atenaza desde hace un año. Sin duda, el debate de los Presupuestos Generales del Estado para 2017 va a ser la verdadera prueba del algodón para confirmar, por un lado, la disposición al diálogo del recién investido presidente del Gobierno y, por otro, el sentido de Estado de quienes han permitido desde la otra bancada que no fuéramos de cabeza a unas terceras elecciones en un año.

De ahí que no haya ni un segundo que perder en lograr los mayores consensos para mantener los avances en materia de competitividad y la senda del crecimiento económico, permitiéndonos a la vez reducir el paro, sostener el Estado de bienestar y cumplir con el pacto de estabilidad fiscal y los compromisos europeos. Quizá todo esto suene a lo de siempre, pero créanme que de su consecución o no dependerá que la sanidad española siga siendo la mejor del mundo o que por ejemplo nuestros mayores puedan percibir unas pensiones dignas.

Más que nunca, la habilidad de unos y otros para gestionar la nueva correlación de fuerzas parlamentarias va a marcar la agenda de un Ejecutivo en minoría, con un Partido Socialista en busca de su identidad perdida y en medio de la tensión que se augura desde los escaños de Podemos y Ezquerra Republicana.

Antes de que acabe este mismo año tendremos suficientes claves -pacto por la educación, consolidación de reformas, amenaza secesionista?- como para calibrar si esta legislatura nos hará olvidar pronto la etapa más aciaga de la democracia o, en cambio, nos hará vivir la reedición de esa estéril confrontación que antepone siempre el interés partidista al general. Ojalá que aprendamos todos de los errores pasados.