Al conocer la noticia del Nobel de Literatura para Bob Dylan hemos quedado, cuando menos, perplejos. Nada más lejos de nuestra mente que los criterios de la Academia Sueca.

Cuando la historia tienda su manto, primero de seda luego de magma, hablará de un autor que llegó a Premio Nobel, pero muy por encima de los titulares, será un hombre que fue fiel a sus principios de toda la vida y renunció a las vanidades y oropeles de esta sociedad, con frecuencia mezquina e hipócrita, el hombre que renunció al premio universal por excelencia. El trovador que siempre cantó a la Paz, a la honradez, al amor. Gritó contra los que alcanzan el éxito con las manos manchadas de sangre o de m?

Un hombre debe de ser, ante todo, consecuente consigo mismo, hasta la muerte. Por eso, creo, todos debemos escribir en el viento: Ese, fue Bob Dylan, por flotar sobre el Premio Nobel, y ese, su merecido premio.

F. Mario Santos (Zamora)