Los "toques" de Bruselas son para echarse a temblar. Le ha dado uno cuantioso a España. Es cierto que entiende la situación de interinidad que ha atravesado el Ejecutivo de Mariano Rajoy durante casi un año. Así y todo, no le ha temblado el pulso a la hora de enviar un toque de atención a España, apremiando a nuestro país para que adopte lo antes posible las medidas y garantías necesarias de que el nuevo Gobierno enviará unos nuevos presupuestos con los ajustes pendientes por valor de 5.000 millones de euros. ¿Y cómo cree Bruselas que se pueden conseguir?, pues muy fácil, "recortando", palabra maldita donde la haya en el vocabulario de la oposición, y elevando los impuestos. Lo dice Bruselas, no lo dice Mariano Rajoy. Pero eso es lo que no entienden o no quieren entender porque no les interesa, los del escrache al Parlamento, los podemitas, los socialistas del "no es no" y toda esa caterva de indocumentados que hacen de la demagogia su compañera de discurso.

Bruselas aprieta, pero no ahoga, dijo no sé quién el otro día en televisión, pero cuando aprieta lo hace con una fuerza brutal y, o entras por el aro o te multan o te rescatan o te echan directamente considerándote un país apestado. Y una no quiere que España "goce" semejante consideración. Aquí, para peste, la de ideología rancia que algunos de los de nuevo cuño despiden a pesar de su juventud. Algunos no quieren darse por enterados de que España es miembro de la Unión Europea, y que no es estrictamente soberana en sus decisiones y machacan al Gobierno hasta hacerle la vida imposible, mintiendo al ciudadano, manipulándolo, llevándole por un camino equivocado, ese que pasa por la calle en forma de manifestación que no llega a ninguna parte.

Hay que recordar, porque para todo hay que tener memoria, la alegría de Pablo Iglesias con la llegada de Alexis Tsipras y su partido, la coalición de izquierda radical Syriza, al Gobierno de Grecia. Doblegará a Europa, se decían, e incluso se fueron a la Hélade para jalear en vivo y en directo al compañero y amigo que se iba a enfrentar a Merkel y compañía. Tras la efervescencia primera y la ruina total de Grecia, Tsipras dobló el espinazo y necesitado como estaba de los monis de la UE tuvo que aplicar las medidas recomendadas o quedarse fuera. ¿Quién se acuerda ahora del desafiante Tsipras? Desde luego Iglesias no.

Escuchar a Pedro, Pablo y demás camaradas hablar del "asco" que les dan el PP y Mariano Rajoy por su política de recortes, como si fuera cosa del presidente del Gobierno y su partido es, además de preocupante, tendencioso y falso. Falsos patriotas como los aludidos no contribuyen en absoluto a la paz social, a la convivencia en armonía de los españoles. Si quieren que España se ponga a la altura de la actual Venezuela, van por el buen camino. Afortunadamente los españoles estamos al cabo de la calle de estas y otras formas de llevarnos a la confrontación y, llegada la hora de la verdad, pasamos. Lo malo recae sobre esa gente que se deja llevar, manejada por estos "pintureros", por estos encantadores de serpientes que quieren llevar a España al aislamiento y la ruina.