Muchos son los nombres empleados las últimas semanas para definir al partido socialista. Se me ocurre que erial se ajusta bastante a la realidad. Sobre todo, en la acepción siguiente: "aquello que no tiene nada que se pueda aprovechar". Estamos asistiendo a tal proceso de disgregación, que este grupo político corre el riesgo de convertirse en un auténtico erial, pasto de las malas hierbas y demás vegetación espontánea.

Recuerdo a Rubalcaba, aquel buen ministro de Zapatero, que devino en muy mal líder del PSOE, rodeado de "funcionarios" del partido y otros fontaneros de la casa, véase Óscar López, Antonio Hernando o Elena Valenciano, de profesión, vividores del partido. El deterioro aumentaba cada año y los resultados de las diferentes convocatorias electorales empeoraban. Se va Rubalcaba y llegará Pedro Sánchez, después de ganarle unas primarias a Eduardo Madina. Aunque esto no hubiera sido posible de no ocurrir una curiosa carambola: Sánchez es diputado desde enero del 2013 porque Cristina Narbona, pareja de José Borrell, fue designada como representante de los socialistas en el Consejo de Seguridad Nuclear, y debió abandonar su escaño de diputada por Madrid. La exministra de Medio Ambiente en un organismo nuclear, Felipe González en el consejo de administración de Gas Natural, el propio Borrell en la empresa semipública Abengoa, Elena Salgado, exministra de Economía, en Endesa y muchos otros altos cargos en puestos similares. Un claro mensaje de los derroteros a que apuntaba el socialismo español de alto "standing".

¿Qué hizo Pedro, "el defenestrado"? Pues más de lo mismo, él tampoco había trabajado nunca lejos de los aledaños del partido, apenas algún contrato amañado con universidades privadas, por aquello de tener vida laboral propia. Así, nombró a César Luena como nuevo secretario de organización, para continuar con el nefasto legado del que le precedió, Óscar López. El riojano pasó por las Juventudes Socialistas y ya nunca olvidó lo aprendido: no dejes que tu bien remunerado cargo político dependa de los resultados electorales. De otra forma, ni él, ni su antecesor, ni su secretario general debieron seguir en sus puestos, ya que llevaron al PSOE a los peores resultados de su larga historia.

El actual escenario para los socialistas, una vez que han decidido facilitar que Rajoy sea investido presidente, comienza a parecerse al que describe Nietzsche cuando trata del nihilismo, expresión que resume la imposibilidad de conocer nada, que niega el valor de todas las cosas y de todo principio. Cuando tenemos que analizar este concepto en clase, solemos comparar el nihilismo con el desescombro de una casa en ruinas; para poder construir algo nuevo, antes hay que limpiar el solar. Para el filósofo alemán el nihilismo pasivo refleja la decadencia del espíritu, incapaz de amar y de disfrutar de la vida, que se hunde en la resignación, que mira con pesimismo este mundo. Como el cristianismo, que niega el valor de la vida terrena para poner todas las esperanzas en otra vida después de la muerte.

No alcanzo a comprender esta falta de fuerza, de carácter y determinación del PSOE, su decadencia y conservadurismo puede traer muchas desgracias a la mayoría de la ciudadanía. Parece que han olvidado que también hay un nihilismo activo, Federico Nietzsche así lo llamó, que gracias a "la voluntad de poder" traerá nuevos valores, mayor confianza en los hombres y en su futuro, porque tal como uno viva así volverá a vivir eternamente.

La regeneración de los socialistas solo se producirá con otros protagonistas, desde otros valores, con otros ideales, nunca con la vieja guardia, encarnada en Susana Díaz, tampoco con los vividores Óscar López, Luena y Hernando, ni con Tudanca o Ana Sánchez, por aludir a jóvenes ya avejentados de la política de Castilla y León. Son tantos los vicios, las trampas y las corrupciones en que han crecido, que será muy doloroso y difícil sacarlos de un terreno ya infectado de maleza.

Termino con un bello poema de Bécquer, muy apropiado al caso: "Mi vida es un erial, / flor que toco se deshoja; / que en mi camino fatal / alguien va sembrando el mal / para que yo lo recoja".