Que en Podemos hay algo más que restos de un machismo desfasado y absurdo en nuestros días, es más que una mera sospecha social, a tenor de los dichos y los hechos de algunos de sus líderes. Desde dentro de las filas de Pablo Iglesias, metido ahora a redentor de España, también se denuncia esa actitud. Sin buscar otra, la portavoz del Ayuntamiento de Madrid, partidaria del "top less" universitario, y aspirante a dirigir Podemos en la Comunidad de Madrid, Rita Maestre, ha asegurado que en Podemos hay rasgos de machismo aunque, claro, ha matizado, menores que en otros partidos, por lo que ha propuesto una organización "feminizada y feminista". Dios nos libre de salir del machismo de Pablo para meternos en el feminismo de Rita, sabiendo como sabemos que la señorita Maestre lo practica a teta limpia como si fuera una activista más del controvertido movimiento "Feme".

En lo que al matiz se refiere, si la cantidad de barbaridades machistas que sobre unas y otras ha dicho Pablo Iglesias, las hubieran expresado Rivera, Rajoy o el mismísimo Sánchez, a pesar de contar con bula podemita, las redes y algunos medios hubieran ardido. Miedo me da una organización feminizada y feminista tal y como puede entenderla Rita Maestre. Ni el feminismo ni el machismo llevado a sus extremos son buenos para la salud social de país alguno. La señorita Maestre considera que el "patriarcado y el machismo siguen siendo elementos fundamentales en nuestra sociedad". Lo del patriarcado y el machismo se lo endosa claramente a partidos como el PP y el PSOE, porque ya ni en las familias funciona el patriarcado tal y como lo entiende esta señorita.

¿Que el machismo sigue existiendo?, por supuesto. Lo más lamentable es que las futuras generaciones tienen una carga de machismo impropia de estos tiempos más abiertos. No hay más que ver las actuaciones de ciertos críos que ni a la adolescencia llegan, en colegios e institutos con respecto a sus compañeras del género femenino. No hay más que ver la actuación de ciertos energúmenos ante el trabajo desarrollado por una mujer árbitro o unas jugadoras de fútbol. Lo peor es que entre los que más insultan y más gritan siempre figuran algunas mujeres que dejan a sus congéneres a la altura del betún.

Ni feminismo a ultranza ni machismo trasnochado. Hay que desterrarlos, también de la política, donde ciertas gracias que no lo son, a veces cuentan con el beneplácito, cuando no el aplauso de cuatro imbéciles que lo ven como algo natural a su condición de hombres. La señorita Maestre quiere feminizar Podemos pidiendo más mujeres en los espacios de representación, de visibilización y de dirección y que se fomente la participación de las mujeres en igualdad de condiciones que los hombres. Esta petición no es nueva, la llevan reivindicando infinidad de políticas del PSOE y del PP, desde que la democracia se implantara en España. Lo que no se ha logrado es erradicar el machismo con el que nacen incluso los partido de nuevo cuño. Y eso que se llaman a sí mismos progresistas.