El fundador de los Hijos del Corazón Inmaculado de María (misioneros claretianos), presentes en la Diócesis de Zamora desde 1902, nació en Sallent (Barcelona) en 1807. Brillante diseñador textil en su juventud, tras una experiencia de conversión entró en el Seminario y tras su ordenación fue párroco e intentó ser jesuita porque tenía una gran vocación misionera. Evangelizó Cataluña y las Islas Canarias, y fundó en 1849 su congregación religiosa. Unos días después fue nombrado arzobispo de Santiago de Cuba, donde combatió la esclavitud. También fue confesor de la reina Isabel II, a la que acompañó después en el exilio. En Roma participó en el Concilio Vaticano I en 1870, y murió poco después en el monasterio de Fontfroide (Francia). Fue canonizado en 1950 por el papa Pío XII.