Mañana, el PSOE debe decidir su postura con miras a desbloquear la situación política actual, pero es muy difícil decidirse a facilitar un gobierno del PP, lo cual va contra todos los postulados del partido de izquierda y contradice lo que hasta ahora ha sido su postura como partido opositor. Para salir de esta situación hay que apelar a conceptos nuevos e integrarlos a las decisiones como partido. Revisemos estos conceptos:

El bien del país. Desde hace meses hay una situación estancada y aparentemente insoluble, se necesita resolver cuanto antes la precariedad del gobierno. El bien común es un valor que podría ser utilizado para pensar en grande, en el país entero, por encima de las posturas personales y los ideales de partido.

Voto de conciencia. Sería muy fácil liberar a los congresistas del rígido margen de la disciplina de partido y permitir que cada uno vote según su parecer, sería bastante fácil conseguir los once votos que necesita el PP, pero eso significa debilitar todo lo que significa un partido político, algo que se aleja del quehacer político y lo acerca a las decisiones que se toman desde el marco moral.

Los plebiscitos se parecen más a decisiones individuales, libres de grupos y coacciones de partido, generalmente arrojan resultados sorprendentes y nos demuestran que las personas votan por motivos particulares, a veces posturas absurdas, prejuicios y presiones diversas, no siempre enmarcadas en decisiones políticas inteligentes. Hacer un plebiscito puede ser un riego innecesario en la actual situación de España.

La disciplina de partido. Una vez tomadas las decisiones se espera que cada partidario vote siguiendo las decisiones de los dirigentes del partido, eso es lo peor para personas que han caminado en ideales y principios durante toda su vida y al final, votar contra toda su ideología, podríamos hablar mejor de ecuanimidad, sosiego, orden, puede que el PSOE gane admiradores y adeptos por su generosidad y participación y como partido político se fortalezca, pero eso es una valoración que no alcanza a compensar la sensación de "entrega" de sus valores al partido contrario.

El "No es no", esta postura radical dio al traste con una brillante carrera política del secretario del PSOE, Pedro Sánchez, no parece muy inteligente seguirla sosteniendo, sería mejor una postura negociada que implique el cogobierno, una mayor participación, algo que no parece fácil porque el PP se reforzará con cualquier decisión y su postura demasiado discreta habla de poca disposición hacia posturas intermedias y negociadas.

En las Cortes lo razonable es que los partidos consigan que sus representantes acuerden el voto en una determinada dirección correspondiente con la ideología que suscriben. Pero tal confluencia debe ser voluntaria, libre y acordada. Debe coexistir con el principio del voto en conciencia para los asuntos de importancia. Por ejemplo, esa condición debería exigirse para votar la investidura de un presidente del Gobierno o en leyes con una especial trascendencia moral. Podría ser el caso de leyes que regularan el aborto, la eutanasia, la política con los refugiados de otros países, etc. La fina combinación de disciplina de partido y libertad de conciencia se ha conseguido en el Reino Unido, pero está lejos de imperar en nuestro país.

Pedagogía política. Este concepto nos lleva a replantear las posturas de los partidos políticos, una labor que necesita tiempo y cambio de enfoque en forma de realizar el quehacer de la política, rescatando la función pública como el bien del país y el bienestar de sus ciudadanos, por encima de los intereses individuales y partidistas y concebir a los partidos como organización con metas, enfoques de la vida y procedimientos encaminados a lograr el objetivo principal del quehacer político: el bien público, el bienestar del ciudadanos, el progreso del país...

Al PSOE le quedará la satisfacción de haber hecho lo correcto, pero con un mal sabor de boca y una sensación de entrega que debilitará sin duda sus posturas ideológicas, aunque signifique crecimiento y una lección de madurez política.