Solo un país de tan malos gobernantes, y no solo ahora precisamente, puede permitirse el lujo de sufrir tantas heridas abiertas, políticas y económicas o viceversa. Como, por ejemplo, ir aumentado su inmensa deuda pública por encima del PIB, el producto interior bruto, una circunstancia que jamas hasta ahora se produjo en España, y que oscurece el futuro con un déficit que se acumula en función de tantos y tantos gastos superfluos e innecesarios mientras se rebaja la financiación de los servicios más básicos, como la salud y la educación, y todo ello con la finalidad principal de obtener votos al precio que sea, por encima del sentido común más elemental. Pero PP y PSOE a lo suyo, a la vez que se preparan las cosas para que Rajoy siga gobernando gracias a la prevista abstención "táctica" socialista.

No son únicamente los del PSOE los que están haciendo la guerra en todas las partes, incluida la provincia zamorana, sino también el mismo PP, concretamente en Zamora y Castilla y León, cuyos enfrentamientos ambiguos en la forma pero muy duros en el fondo, se mantienen vivos y tensos después que quien fuese alcaldesa de la capital y luego vicepresidenta de la Junta, Rosa Valdeón, tuviera que dimitir de sus cargos ejecutivos, aunque no del escaño en las Cortes de la comunidad, tras dar en un control de alcoholemia de la Guardia Civil el triple de los niveles permitidos, un asunto cuya publicación sentó muy mal al presidente de la comunidad, Juan Vicente Herrera, que no dudó en señalar veladamente a su propio partido en Zamora como posible fuente de la noticia. Así que el día del Pilar, fiesta de la Benemérita, el subdelegado del Gobierno, García Bermejo, contestó asegurando que quien dudara de las virtudes de seriedad, discreción y silencio de la Guardia Civil para esquivar las propias responsabilidades o no conocía o no respetaba a la institución. Puede que no lo fuese, pero parecía un dardo dirigido y con intención, y lo era, claro. A lo que Valdeón, por medio de las redes sociales, replicaba que quien utiliza y daña la imagen de la Guardia Civil es quien abusa de su cargo y lo ejerce sin seriedad, discreción, ni silencio. Toma ya. Las heridas continúan sangrando.

Y lo mismo ocurre en el PSOE local, que tras posicionarse a favor de Sánchez, se encontró con la sorpresa de que el secretario provincial, miembro del Comité Federal, Antonio Plaza, votaba al lado de los críticos, por lo que se le ha exigido una explicación al entender que no era un voto personal sino que representaba a Zamora. Pero en la asamblea local, las explicaciones de su secretario no convencieron a nadie, las críticas se sucedieron, y Plaza abandonó el acto, según se cuenta, lo que ha merecido la reprobación general de los asistentes y se queda a la espera de acontecimientos en un ambiente de ruptura total. Mientras, la campaña de petición de que sean los militantes, la mayoría favorables al no, quienes decidan sobre la abstención a Rajoy obtiene muchas firmas aquí y en toda España porque el rechazo al PP sigue vivo y coleando frente a la gestora del PSOE a la que los leales a Sánchez califican de tibia y entregada. Guerra abierta, igualmente, pero guerra perdida.