En estado de corrupción, de descomposición casi, con el país convertido en una ciénaga de juicios, de escándalos, de cismas, haciendo turbios juegos malabares unos y otros, los del bipartidismo, para que todo siga igual aunque parezca que algo se renueva por fuera, aparece ahora la denuncia hecha por un medio nacional de como el PP instruía años atrás a sus alcaldes con un expresivo "power point" sobre financiación ilegal. En este sentido, la prensa sigue jugando un papel muy importante, decisivo, en cuanto a la investigación y el control político se refiere.

Desde el partido conservador se minimiza el asunto, conscientes de que el PSOE, en extrema situación de debilidad interna y externa y casi sin portavoces válidos, y entregado ya de pies y manos a la abstención que permitirá a Rajoy seguir gobernando aunque sea por breve tiempo, poco tendrá que decir y en todo caso sin alzar demasiado la voz ni alborotar el cotarro. Que Rivera manifieste que el PP ha de depurar responsabilidades, tampoco le inquieta para nada, pues el recorrido de C´s ya le conocen. Y a los demás, pues se les supone la reacción contraria.

Tranquilidad, pues, y eso que las cosas en el juicio de Gürtel, mientras, no van demasiado bien, dado que su intento de paralizar la vista ha pinchado en hueso, rechazándose todas las alegaciones del abogado del PP aunque se ha conseguido que Rajoy no vaya a declarar, lo que como es sabido habrán de hacerlo algunos cargos de la cúpula del partido. Queda Bárcenas, pero la tensión parece haber remitido algo después que el extesorero y exsenador retirase la denuncia por la destrucción de los discos duros de sus ordenadores, fruto según la impresión más generalizada de un acuerdo que beneficiaría a todas las partes en litigio. Bárcenas, por otra parte, se ha cansado a explicar que tiene a buen recaudo la información contenida, y de ahí el tiento con que el PP trata el asunto.

Luego está lo de las tarjetas black de Caja Madrid, más tarde Bankia, cuyo juicio sigue su curso en una larga comparecencia de imputados, que la gente está siguiendo a través de los medios con sumo interés por el abuso y el cinismo que representó el asunto. Para Blesa y Rato, los expresidentes de la entidad ahora pública tras el rescate del Estado -20.000 millones de euros- la libre y total disposición de las tarjetas opacas eran solo parte de sus retribuciones. Solo que la dirección de Bankia ha declarado que no era así, en absoluto, que no formaban parte de la masa salarial y que eran tarjetas de representación. Por cierto, hilando unas cosas con otras, que al juez Silva, que perdió el puesto tras encarcelar a Blesa, le han robado de su casa dos ordenadores que contenían documentos sobre el caso, sin que los ladrones, muy profesionales, se llevasen nada más. Iban a lo que iban.

Las prácticas mafiosas no cesan. En cualquier otro país europeos, de los democráticamente desarrollados, las dimisiones y los cambios se habrían producido en cascada. Aquí no, aquí van a seguir gobernando el PP y Rajoy, con la abstención del PSOE, y la bendición de oligarquías y élites.