Es unánime la convicción de que España no debe permanecer sin gobierno durante más tiempo que el largo período de casi diez meses en el que se halla sumergida. Son varias las cuestiones que exigen solución antes de finales del próximo mes de octubre; una de ellas, seguramente la más importante y que más influye en la vida nacional y regional, la elaboración y aprobación de los presupuestos nacionales, de los que dependen los de todas las comunidades autónomas. Existe tal subordinación de las órdenes de gasto que emitan las comunidades autónomas de las cantidades señaladas por el Gobierno en los Presupuestos Generales que la vida de los gobiernos regionales no puede desarrollarse sin que la principal materialización de la vida nacional esté en funcionamiento. Y esa vida nacional se materializa en la realización de los Presupuestos Generales.

Además de los Presupuestos están pendientes de la formación de Gobierno asuntos tan interesantes como las pensiones, de las que dependen millones de jubilados y sus familias; algo que en estos últimos tiempos se ha agravado por la ayuda que los pensionistas deben prestar a sus hijos y nietos afectados por el enorme desempleo que existe en nuestro país. La enumeración de todos los asuntos dependientes de la formación de Gobierno nos las presentan casi a diario los dirigentes del PP, quienes tienen obligación de conocer la situación en profundidad, ya que el Gobierno, a quien incumbe tal obligación, pertenece, hoy "en funciones" y próximamente real -se supone- a ese partido, presidido por don Mariano Rajoy.

Hasta el momento no ha sido posible la formación de gobierno, porque se oponía con su "no" tres veces repetido, el principal partido de la oposición. Pero precisamente esa negación a permitir la presidencia en don Mariano Rajoy (o el Partido Popular) ha sido el motivo de la reciente controversia que ha desembocado (por ahora) en la dimisión del secretario general del PSOE, don Tomás Sánchez. Y se supone que, al triunfar la oposición a dicho señor en la disputa, ha ganado la tendencia favorable a la abstención que permitirá esa formación de gobierno. Se supone que el presidente de la gestora que ha tomado posesión de la dirección del PSOE dedicará todos sus esfuerzos a conseguir la unión de todos los miembros del partido y, con esa unión, la disposición a la abstención en una futura sesión de investidura, si tiene lugar. Eso sería lo mejor: que todos los socialistas se unieran y restituyeran la fuerza que debe tener un partido tan fundamental y necesario en España. Con la abstención de los 85 diputados del Partido Socialista, la formación de gobierno conseguiría una fuerza tan poderosa en la gobernación de España que persistiríamos en la situación que hemos conseguido dentro del mundo europeo, sobresaliendo, como ahora, en recuperación y en creación de empleo.

Pero, aun en el caso de que no se llegara a la abstención unánime, bastaría con la abstención de once diputados para permitir la investidura; y la oposición al señor Sánchez agrupa a un número bastante más alto de miembros del Congreso español. Y ¿no se habrá conseguido con el cambio ya vigente que, por lo menos, se acuerde una "libertad de voto" en la supuesta sesión de investidura? Con esa libertad ya se abstendrían muchos más de esos once diputados necesarios para la mayoría absoluta, sobre la coalición de diputados del PP, del partido Ciudadano" y Coalición Canaria, que optaron por el "sí" en la anterior sesión de investidura, en la que se presentaba como candidato don Mariano Rajoy.

Estando así las cosas y siendo urgente la formación de un Gobierno real en España, habrá que convocar una muy pronta sesión de investidura -si esa es la solución-. Para ello se han de poner de acuerdo la señora presidenta del Congreso y el rey. Este haciendo en muy poco tiempo -si es necesaria- la consulta con los representantes de los diferentes partidos políticos y la señora Pastor Julián convocando formalmente la tan citada sesión de investidura. Si esta es necesaria, la urgencia reconocida nos debe llevar a ella sin dilación. El grito debe ser unánime por parte de todos los españoles: "Por la necesidad perentoria de la formación del Gobierno de España, una sesión de investidura, ¡ya!".