Si hace años los zamoranos cogieron a la fuerza carretera y manta para buscar un futuro que aquí se les negaba (y que vuelven cargados de añoranza en busca de sus raíces en visitas turísticas promocionadas por la Diputación), cada día son más los zamoranos que se echan a la carretera para acceder o prestar servicios a los pueblos a raíz de la despoblación del mundo rural.

Los primeros que se hicieron móviles cuando se cerraron las tiendas fijas, fueron los comerciantes ambulantes con furgonetas provistas de altavoces, "patos, pollos, pollitos y patitos", que surten de todo tipo de productos a los pueblos, desde los más básicos como el pan y el gas, verduras y pescados, ropa y zapatos, hasta otros no menos necesarios porque no sólo de pan viven el hombre y la mujer? sino que también tienen que divertirse con las discotecas móviles. Y acceder a la cultura con el libro móvil que llevan los bibliobuses.

Bueno, y para ser fieles y respetuosos con la cita bíblica, "No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios", hasta los curas de pueblo se han hecho ambulantes, por necesidad de vocaciones y por falta de feligresía, de manera que la palabra y la misa y los servicios espirituales de la población rural solo son posibles con el cura móvil.

Como ha sucedido con los servicios más básicos: los niños móviles que para ir a clase se desplazan diariamente en autobús y los maestros itinerantes que comparten varias escuelas para que llegue la educación a los pueblos; los servicios sanitarios a los que le pasa lo mismo, que o se mueve el enfermo o se mueven los médicos y enfermeros, o se tienen que mover todos en realidad.

Y lo mismo pasa con los servicios de atención a la dependencia y la movilidad de los trabajadores, o con nuevos servicios como los comedores sociales en los que lo que se mueve de un pueblo a otro es la comida, en lo que se llama "catering", o sea, comida móvil.

¡Hasta la banca se ha hecho móvil en Zamora! Ya desde hace años, a medida que se cerraban las oficinas bancarias, los trabajadores de los bancos se desplazan para realizar gestiones con los ahorradores de los pueblos. Y en un paso más, Caja España y Duero ha adquirido oficinas móviles, claro está, para atender a 114 localidades de Zamora, con sus cajeros automáticos incluidos.

Lo que podría parecer una mala noticia que ratifica que no hay servicios en los pueblos y que va a continuar por ello la despoblación, en un bucle de la pescadilla que se muerde la cola, no lo es tanto si pensamos que al menos al capital financiero le sigue compensando llegar a todos los pueblos de Zamora, por pequeños que sean. Salvo que sea porque todavía está peor la situación bancaria.

Por otro lado, que los zamoranos se echen a las carreteras por necesidad justifica la imperiosa necesidad de aumentar las comunicaciones, mediante la construcción y el arreglo de las carreteras y la mejora de las líneas de transporte público y de los trenes de cercanías. No vale la disculpa de que solo viven cuatro gatos en los pueblos. Porque son muchos los zamoranos que necesitan moverse diariamente en su trabajo: el maestro, el cura, y el médico (y el veterinario) de siempre; los comerciantes y los banqueros; y los que llevan la cultura y el ocio en una descafeinada versión de las misiones pedagógicas de la República.

Y hablando de República, la exposición de fotografías en la celebración de los 30 años de IU en Zamora ha demostrado que hace tiempo que nos sacudimos el sambenito de que no nos movemos. Desde los pueblos más pequeños hasta la capital, los zamoranos hemos participado en miles de movilizaciones, desde la defensa del mundo rural hasta la solidaridad con las luchas más internacionales.

Si la Zamora móvil es la garantía de nuestra supervivencia, la Zamora que se mueve es garantía de nuestro futuro.