E s ta semana José Ignacio Torreblanca publicaba en "El País" titulado "La irresponsabilidad política" que describe con precisión lo que está ocurriendo en estos momentos en este país y la calidad de nuestros políticos. Lo más conveniente, y les animó a ello, es que lo lean pero si no es así trataré de centrarles en sus argumentos que comparto completamente.

Siguiendo al filósofo Max Weber, la mayoría de nuestros principales políticos, arrastrando con ello a sus partidos, presumen de actuar en función de sus convicciones con lo cual se quedan tan tranquilos ya que se exoneran a sí mismos de las consecuencias de sus acciones y se convierten en irresponsables politíticamente haciendo un enorme daño a toda la sociedad a la que dicen servir. Se olvidan de la ética de las responsabilidades que examina críticamente las relaciones entre medios y fines, que es la que permite buscar acuerdos que sirven a toda la sociedad y es por eso por lo que se han metido en política.

Debido a solo ver sus convicciones y no asumir sus responsabilidades se rompen todos los eslabones del razonamiento causal y se entra en un pensamiento doctrinal e ideológico que lleva al bloqueo político y que no le sirve a la sociedad para nada al menos cuando toca gobernar.

El suicidio de un político no es que no lo voten cuando toca sino ser incapaz por supuesta coherencia con sus convicciones inamovibles y dejar de transformar y mejorar la vida de la gente. El fracaso del PSOE o Podemos no está en su incapacidad de gobernar juntos o separados sino en la incapacidad de elegir entre alternativas, de asumir costes, de ordenar las preferencias y explicarles a sus votantes por qué las han tomado. Estas modas de tanto referéndum obedece a todo lo dicho anteriormente. Asimismo, las sagradas convicciones, casi religiosas, del PP le impiden ver que sin Rajoy todo es posible incluso la gran coalición que tanto reclaman.

Pero hay otra política posible, una que reconozca que en una sociedad democrática todas las opciones que estén dentro del marco de derechos y libertades compartidos son igualmente legítimas. En Alemania, donde se gobiernan en coalición, se pusieron rápidamente de acuerdo repartiéndose las diferencias.

¿Por qué el PSOE no ha puesto condiciones al PP como la derogación de la Lomce, subir el salario mínimo, invertir en políticas activas de empleo, etcétera? También el PP podría haber cambiado a Rajoy para desbloquear el camino. Como vemos hay muchas soluciones pero para ello no hay que encerrarse solo en las convicciones y asumir la ética de las responsabilidades. Por desgracia esto no lo sabe hacer casi ningún político en España ya que prefieren huir de ellas. Será falta de experiencia debido muchos años de gobierno en mayoría. Como ya hemos oído tantas veces, dirán que tienen la conciencia tranquila. Todo un sarcasmo a los ciudadanos. Para ello que se queden en casa con su conciencia como hace todo ciudadano.

La política en España se ha convertido en una inmensa huida hacia adelante para evitar asumir responsabilidades. Lo demás es puro cuento.

(*) Representante del Foro Ciudadano de Zamora