A reflexionar, han mandado los dirigentes socialistas y los socialistas de la derecha, a su todavía secretario general, Pedro Sánchez, cuando este, en la mañana del lunes y tras los malos, pésimos, resultados electorales de Galicia y País Vasco, reiteró su intención, dada a conocer ya la semana pasada aunque sin ser tenida apenas en consideración, de convocar elecciones primarias en el PSOE y Congreso del partido para finales del mes de octubre, a menos de un mes de plazo.

Así que no es de extrañar que sus barones autonómicos, incluida la baronesa andaluza, Susana Díaz, que anduvo en el fin de semana por Benavente intrigando junto a otros de su cuerda, le hayan pedido a Sánchez calma y tranquilidad porque estiman y así lo han dicho públicamente varios de ellos que tal convocatoria sería una irresponsabilidad y una insensatez. Pero tampoco es de extrañar que el tan vapuleado candidato del PSOE, puesto entre la espada y la pared, opte por huir hacia adelante como único camino, puede que de salvación o de perdición, caiga quien caiga. Para Sánchez y lo ha dicho bien claramente, los que le piden reflexión lo que le piden en realidad es abstención a favor de Rajoy, algo que no va a aceptar nunca, señalando que prefiere ir a unas terceras elecciones. Ni va a dimitir tampoco, ya lo ha avisado rotundamente, aunque el Comité Federal cierre las puertas al Congreso y las primarias que propone. Parece decidido Sánchez a jugárselo todo a una carta, teniendo más que ganar que perder, apoyado no por sus cuadros pero sí, presumiblemente, por sus electores que comparten con el candidato la idea elemental de que el partido no puede abstenerse para dar vía libre al PP y que solo puede haber una voz oficial, lejos de la barahúnda, la casa de los líos, el nido de intrigas en que se ha convertido el PSOE, tocado y hundido tras la era del irresponsable, incompetente y sectario Zapatero.

Si como pretende Sánchez con su órdago a la grande, el Congreso se celebrase el 23 de octubre, que es la fecha más barajada, prácticamente no habría tiempo suficiente para celebrar las primarias y lo normal es que el secretario general fuese el único candidato, lo que le haría recobrar el pulso y tomar nuevas fuerzas. De ahí, el rechazo que en la derecha pro Rajoy del PSOE suscita la posibilidad de tal convocatoria. Pues, ademas, el actual candidato sigue intentando entenderse con Podemos, Ciudadanos y nacionalistas para conseguir formar un inviable Gobierno de cambio. Muchos frentes a los que atender, en suma. La ruptura del pacto de gobierno de izquierdas en Castilla-La Mancha puede ser tomada como un aviso de Pablo Iglesias a los dirigentes socialistas que obstaculizan a Sánchez pero no se teme el efecto dominó por cuanto el PSOE apoya los ayuntamientos en manos de Podemos. Habrá que esperar a ver que pasa ahora que se juega con las cartas al descubierto. Pero lo que parece más fácil es que las cosas sigan como están, sin primarias ni Congreso, que lleva pendiente desde febrero, y con Sánchez defendiendo a capa y espada su postura. Luego, todo va a depender ya de si hay acuerdo entre PNV y PP, con apoyo mutuo en Euskadi y en la formación del Gobierno de la nación, o si el pacto es con el PSOE.