El Plan de Movilidad Urbana se ha convertido en motivo de disputa entre Gobierno y oposición municipal.

Al parecer el problema es que una ciudad debe calibrar sus ordenanzas y leyes, para que la gente pueda aparcar, y si es posible pudiendo elegir entre aparcamientos de pago (subterráneos o la ORA) y gratuitos.

En Zamora el problema se puede dar si el aparcar gratis se convierte en un verdadero problema.

Pues bien, para aliviar eso se propone: aprovechar que la travesía conocida como Cardenal Cisneros es propiedad del Ministerio de Fomento, y que este se la tiene que entregar al Ayuntamiento (dado que ya hay una circunvalación) tal y como este le proponga, para lo siguiente.

Que el Ayuntamiento le pida al Ministerio que quite los andenes verdes, o medianeras con setos, para ganar espacio y permitir, tras unir las calzadas, crear plazas de aparcamiento en batería.

Desde las Tres Cruces hasta el río, esto supondría 100 plazas nuevas. Casi nada.

A su vez, desde el Alto de los Curas hasta el cruce de la avenida de Requejo con Cardenal Cisneros (donde la gasolinera), el Ayuntamiento debería permitir aparcar en ambos lados.

Es verdad que tanto en un caso como en el otro, lo propuesto haría que los coches circularan más despacio en esos tramos, pero eso sería una ventaja añadida, a la de poder aparcar mejor, pues es muy importante que los conductores, en cuanto pisen la ciudad sean conscientes de que deben ir despacio y con cuidado.

El número de plazas de aparcamiento en total, con ambas propuestas, no sería nada despreciable. Y encima gratuitas.

Y vamos con lo de Zamora ciudad de jubilados.

Actualmente, en cuanto te descuidas, oyes eso de que Zamora se está convirtiendo en un geriátrico.

Pues bien, y mientras la política general no trate de resolver el problema, lo oportuno es convertir el defecto en virtud.

Y para ello se propone que ahora, mediante una campaña en medios de difusión nacional, se ofrezca Zamora (se venda) como ciudad ideal para que en ella vivan los jubilados.

En los anuncios, que tendría que financiar el Ayuntamiento, se harían ver las ventajas del lugar, indicando su buena comunicación por transporte público y privado con ciudades importantes, el precio medio de alquileres y pisos en venta, etc.

Actualmente hay muchos jubilados que han acabado su vida laboral en ciudades grandes, agobiantes y caras para su pensión, a las que encima los afectados llegaron forzados por la emigración interior.

Este tipo de personas, pongamos 10 parejas por año, serían un soporte económico importante para la ciudad (actualmente perdemos 500 anuales). Pues si es verdad que el jubilado no le da mucha alegría al dinero (que no tiene) no menos cierto es que supone un foco de atracción de personas que le atiendan.

En todo caso, este tipo de publicidad, aunque no diera resultado en cuanto a su fin principal, siempre repercutiría como propaganda genérica sobre Zamora, por lo llamativa y curiosa.

Zamora, ¡¡lo que te falta!!