Con las eleccioness autonómicas de Galicia y el País Vasco se a acaba hoy la tregua que los partidos y los candidatos a formar el Gobierno de la nación se habían impuesto, a la fuerza, a sabiendas por parte de todos que los resultados pueden ser determinantes para saber si el país ha de volver a las urnas el próximo 18 de diciembre o si por fin la situación política queda desbloqueada. En este sentido, las encuestas previas no han hecho otra cosa que confirmar lo previsible y previsto: que en Galicia continuará mandando el PP, sin problemas, y que en el País Vasco serán de nuevo los nacionalistas del PNV los que ganarán, aunque para poder gobernar lo más seguro es que necesiten apoyos que solo pueden llegar o del PP o del PSOE.

Así lo ha reconocido el propio Urkullu, lendakari en funciones y presidente del PNV, como la opción más probable y necesaria, aún avisando que su partido puede gobernar sin mayoría absoluta. Pero ahora, matiza ya mucho más las declaraciones, y sus proclamas de independencia anteriores han dado paso a una exigencia de autogobierno para la región. Y sin pronunciarse para nada en cuanto a quien sería el socio más adecuado: si PP o PSOE. Por aquellas tierras se cree que el PNV es más de Sánchez que de Rajoy, pero reciente está el pacto con el PP para la presidencia del Congreso. Desde entonces, el candidato nacionalista se ha hinchado a repetir que nunca habría más acuerdos con los populares, pero hoy se intuye, pese a sus silencios al respecto, que la entente con el PP es la apuesta más segura. A cambio, Rajoy podría ser investido en octubre presidente del Gobierno.

De todos modos tanto unos como otros van tomando posiciones de cara a lo que pueda pasar, empezando por el mismo Rajoy que ha vuelto a asegurar que si hay que ir a unas terceras elecciones generales, se va, no faltaba más, porque además el PP volvería a ganar y no solo eso, sino que vería aumentado el número de sus escaños. Puede ser, es muy posible, porque ese 30 por ciento del electorado que vota a Rajoy es incondicional, por ideología, intereses o clientelismo, pero lo cierto es que esos diputados de más que podría conseguir para poco le valdrían, igual que ha ocurrido traes el 26J, pues en su mayoría serian votos trasvasados de Ciudadanos y perdidos para la causa de Rivera, por lo que en resumidas cuentas las cosas quedarían poco más o menos lo mismo que en la actualidad.

Pero no solo hay movimientos en el PP, pues Sánchez se ha adelantado, y ante el fuego amigo de los suyos que no cesan en sus presiones, ha convocado para el día 1 al Comité Federal para que respalde o no sus actuaciones, a la vez que pretende adelantar el Congreso del partido a finales del mismo mes, ante el rechazo de la dirigencia socialista. Convocatorias, en todo caso, que pudieran derivar lo mismo en un golpe de mano que acabaría políticamente con el candidato, que no remover más el asunto, reiterar las condiciones impuestas y dejar las cosas como están, por el momento, a la espera de los acontecimientos pero manteniendo siempre el rechazo a Rajoy, a no ser que algo cambie drásticamente.